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Perder la Caja por dos "poltronas" (provisionales) en Liberbank: una investigación necesaria

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Nuestra portada ha estado centrada en las últimas horas a lo que Julio Cabrero ha deinifido comoi "falta de formas" por parte de Liberbank en el cese tanto de los consejeros de Bancantabria -entre ellos, su presidente que lo era Cabrero- como de su director, Antonio Huesca,que lo ha sido durante varios años y que conocía a fondo el negocio y todo su entramado. Sin duda, la forma de actuar de los directivos del banco en el que está integrado Caja Cantabria con un modesto 12 por ciento, no ha estado a la altura de los modos de un personaje como Manuel Menéndez que cuenta con una biografía de éxitos al frente de CajAstur y en su biografía personal como catedrático de Economía. Siendo, además, Julio Cabrero una persona ponderada y nada radical -sino reflexiva e, incluso, excesivamente prudente- todo indica que lo ocurrido con los ceses señalados fue algo así como impresentable.

Pero en el camino -justo es reseñarlo- se ha atentado con el buen hacer profesional de Antonio Huesca en los últimos quince años, al tiempo, que se ha puesto en entredicho el valor estratégico y de negocio de BanCantabria que ha sido en estos años muy importante para la entidad cántabra pero también para el empresariado. De ello, existen pruebas manifiestas.

Dicho ésto es necesario señalar qué ha llevado a Caja Cantabria a su actual situación. Una empresa cántabra fortalecida en su prestigio por más de cien años de actividad positiva, con un patrimonio inmenso y una red en todo el territorio de la comunidad, ha quedado fuera de juego, poniéndose en peligro dos pilares importantes: el empleo de mil personas y el crédito que ya no fluye, como antes, a familias y empresas de Cantabria. La preocupación, por tanto, es enorme y de ello debiera tomar buena nota una persona inteligente y responsable como el presidente de Liberbank, Manuel Menéndez.

En el reciente proceso de integración (o, mejor, desaparición) de Caja Cantabria existen, sin embargo, algunas cuestiones de obligada investigación; por un lado, la indemnización millonaria de un director general como Javier Eraso que sin la debida cualificación -un aprendiz al lado de Manuel Menéndez- dirigió la Caja durante casi una década y logró que en el Consejo de Aministración se aprobaran no sólo subidas de sueldo para sus pocos méritos sino para casos de salida por la puerta de atrás, como así sucedió. Personalmente, no me cabe la menor duda que tanto el presidente anterior de la entidad como Eraso, "pactaron" la entrega de la Caja no tanto en beneficio de la entidad y de sus impositores, sino de sus intereses, que no eran otros que alcanzar "poltronas" en Liberbank. Eraso ya dejó de serlo -sin duda que por incompetencia observada a las primeras de cambio por Menéndez- y Enrique Ambrosio se "agarra" al puesto cuando lo tiene perdido en cuanto Menéndez pacte con otras cajas la amplicación de Liberbank.

Por tanto, estando lo que está en juego -puestos de trabajo y créditos que ya no fluyen- lo lógico sería provocar una investigación, comenzando por la indemnización millonaria cobrada por Eraso previo acuerdo de cese por el Consejo de Administración, un "apaño" que también ofrece una lógica sospecha. Investigar, por tanto, sería lo razonable. Pero a nadie le interesa. Es seguro que, si se investigara a fondo, caerían muchas caretas de "carotas! que no han trabajado por el prestigio y el desarollo de la Caja, sino por sus intereses.

LIBERTO

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