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TODAS SOMOS FINLANDESAS

Por ESTHER RUIZ

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Después de unos días desconectada me asomo a esa ventana de dudosa credibilidad que es Twitter y veo que Finlandia, ese país en el que parece que nunca pasa nada, que todo es tranquilo, perfecto e ideal es tendencia… Si de por sí soy curiosa, ante una cosa así mi curiosidad se multiplica ¿será que ha pasado algo en su reciente petición de adhesión a la OTAN…? Pues no, ¡nada más lejos de la realidad! Lo que ha pasado en Finlandia y ha dado la vuelta al mundo es que su Primera Ministra, Sanna Marin, se ha ido de fiesta con unas amigas y como dirían Sonia y Selena ha estado bailando toda la noche.

Y aquí no hay un Villarejo finlandés a quien culpar. Se ha filtrado un vídeo privado en el que cualquiera que le corra sangre por las venas se puede ver reflejado… una mujer joven cantando, bailando, riendo y divirtiéndose en una noche de fiesta. No en su residencia oficial, no en pleno confinamiento, no a escondidas, no con cargo al erario público, no en mitad de la calle… no, estaba en un lugar privado y en su tiempo libre.


 

Presumimos de modernos pero hay cada retrógrado que tira para atrás, viendo un escándalo en una actitud maravillosamente normal y que sin duda alguna, la hace humana y cercana. Pues aún así, la Primera Ministra ha tenido que salir a dar explicaciones y, una vez más, ha vuelto a ser tendencia porque ha dado negativo en un test de drogas, supongo que para disgusto de muchos que, reconvertidos en agentes de CSI Las Vegas, se han dedicado a analizar las imágenes de un vídeo que, según decían, delataba la presencia de cocaína en la que calificaban una "fiesta salvaje".

Dicen que es una cuestión de ejemplaridad ¡tendrán valor! Les aseguro que yo en una noche de fiesta lo doy todo incluso en un día que puedo juntar con la noche. Y me río hasta que me duele la barriga y canto hasta perder la voz y bailo hasta que al día siguiente no sé ni de quien son los pies y esos días y esas noches son los que muchas veces me dan la vida para poder llevarla y porque volar es a veces la mejor forma de tomar tierra.

Los que tanto se escandalizan, prueben a reírse y a correrse una juerguecita de vez en cuando y si no, al menos, no critiquen y dejen a los demás que se diviertan. Cuestionar la capacidad de una mujer para desempeñar sus funciones sea de primera ministra o de lo que sea por ser joven e irse de fiesta es igual de miserable que de rancio.

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