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Casi ¡veinte años! de retrasos de la autovía Unquera-Llanes

Por JOSÉ RAMÓN SAIZ

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En los últimos años he dedicado más de un artículo a denunciar la situación de retraso del tramo de la autovía del Cantábrico de Unquera a Llanes, muy importante para culminar la aproximación de las dos comunidades y, especialmente, impulsar aún más las excelentes relaciones que históricamente vienen existiendo entre la villa llanisca y Cantabria. Cuando aún existían las carreteras, modernizadas en parte, de la etapa de la dictablanda de Primo de Rivera, los llaniscos tenían más cerca Santander que Oviedo y Torrelavega que Gijón, de ahí que surgieran unas excelentes relaciones que perduran. Finalizada desde hace años la autovía del Cantábrico en su recorrido por la comunidad cántabra, se mantiene esa proximidad, a pesar de la situación de retraso -¡casi veinte años!- del tramo de autovía entre Unquera y Llanes.
 
En este tiempo, ha habido muchos silencios desde Cantabria sobre este lamentable retraso,al entender como conveniente reiterar la necesidad de que se agilicen los trámites administrativos para la ejecución definitiva de la unión por autovía entre Unquera y Llanes que con un retraso, a todas luces injustificado, ha puesto de evidencia, con lamentable reiteración, la peligrosidad de un tramo de la N-634 (hoy en desuso si estuviera lista la autovía) que en los últimos años ha costado la vida a veinte personas, incluidos los escolares de Colombres en un trágico accidente ocurrido en 1998.
 
El principal problema que ha existido en torno a la construcción del tramo referido ha sido, sin duda, la judicialización abierta sobre presuntas irregularidades en cuanto a su trazado, por un lado, y la adjudicación de las asistencias técnicas en la que los querellantes observaron presuntos delitos de falsedad documental, por otro. Las controversias entre el colectivo vecinal Peña Tú y el Ministerio de Fomento, así como la desesperante lentitud judicial, ha provocado la acumulación de un retraso injustificado que está generando un grave daño a las dos comunidades autónomas y, en especial, a la villa llanisca en su tradicional relación con Cantabria, una relación que ha propiciado que los principales promotores de viviendas en Llanes sean empresas cántabras y no asturianas.

Hace ya varios años que la adjudicación de tramo se desbloqueó judicialmente, lo que obliga a las autoridades competentes a agilizar al máximo la construcción de este tramo, perdidos ya unos años vitales. Hay que pensar que en el fondo de las controversias abiertas en estos últimos años, no existan dobles intenciones y que tanto el Gobierno central como los de las comunidades de Asturias y Cantabria, estén muy interesados por comenzar las obras y que puedan verse concluidas en un plazo lo más breve posible, lo que lamentablemente no ocurre. 

Cantabria y la zona del oriente de Asturias -bello nombre del histórico semanario de Llanes- tienen muchas cosas en común. Los indianos, los bolos, la convivencia a través de muchos siglos de vecindad y, en este siglo, las relaciones económicas. En la mirada a Europa de los vecinos asturianos, la distancia con Cantabria se hace inexistente cuando finalmente se concluya la autovía y, en especial, este polémico tramo entre Unquera y la villa llanisca. Ahora, las voces reclamando que este tapón se derribe son mayores y al más alto nivel institucional de las dos comunidades vecinas. Ya es hora -pensamos- de gritar fuerte con toda justicia que no tiene justificación alguna ese retraso de ¡veinte años! de una autovía que cuando concluya definitivamente -sobre todo este tramo tan significativo para Cantabria- reforzará el abrazo entre dos tierras unidas en una misma historia milenaria.

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