Incertidumbre es la palabra
Por EVA BARTOLOME
Si hay algo que caracteriza el tiempo que vivimos es la "incertidumbre". Nada es cierto, nada es seguro, nada tenemos garantizado. Parece que eso esta en la esencia misma del ser humano. Nadie, rico o pobre, blanco o negro, joven o viejo, sabe si seguirá viviendo mañana o dentro de cinco minutos. Pero esa es una incertidumbre individual y natural que tenemos interiorizada desde que el hombre es hombre. Vivimos con ella. Pero también desde que el hombre es hombre todo su esfuerzo ha ido encaminado a vivir mejor; a asegurarse el sustento, la comida, el avance, el progreso, el bienestar olvidando esa inseguridad.
Ahora vivimos una incertidumbre colectiva. Desde hace un tiempo todo ha dado la vuelta como en la ráfaga de un huracán. Los funcionarios cobran menos y trabajan más. De una semana a otra pasamos a pagar más por la energía, la gasolina, las basuras... pagamos más por el consumo después de retenernos más por nuestra renta. Incertidumbre colectiva.
Desde hace tiempo hemos dejado de ser un país con un sistema sanitario envidiable: desconocemos cuánto más tendremos que pagar por lo que ya hemos pagado; si podrán atendernos cómo y cuánto necesitamos porque son menos para atender....La enseñanza ha dejado de ser la niña bonita. Volvemos a épocas pasadas en las que sólo había tiempo para el que sabe, el que entiende, el que puede. Y los pensionistas....¡Ay, los jubilados! Adiós a las recetas rojas, y se reparten residentes como cartas de una baraja para hacer caja con el solar. Incertidumbre colectiva.
Desde hace un tiempo no somos de fiar. No podemos pedir porque no nos dan. Y el coste de lo que nos dieron engorda al ritmo de algunos bolsillos ávidos de más y más. Ya nada es igual. Todo ha cambiado de la noche a la mañana sin darnos tiempo a modificar el ritmo de la respiración. Lo que hoy parece impensable mañana es una realidad a la que tenemos que adaptarnos a toda velocidad. Y entre tanto las cifras del paro siguen creciendo imparables, dramáticas entre los jóvenes sin ninguna esperanza. Incertidumbre colectiva.
¿Que necesitamos? . Necesitamos levantarnos porque estamos en cuclillas. Necesitamos oxigeno porque hemos perdido el aliento ante un esfuerzo cada vez mayor. Necesitamos alguien que nos diga lo que debemos y podemos hacer y no lo que no supimos hacer. Necesitamos que se reparta la culpa en la justa proporción. Y en la justa proporción el daño. Necesitamos alguien con energía, que no se esconda; con convicción que no se doblegue; con sabiduría, que no vacile; con seguridad, que no fantasee; con valor, que no se excuse; con sensibilidad que comprenda; con tolerancia que no imponga.... ¿alguien enérgico, seguro, valiente, sensible, justo está dándonos aire para respirar, impulso para levantarnos?. Incertidumbre colectiva.
Necesitamos un milagro. Pero entre tanta incertidumbre me queda una certeza. Los milagros existen si sabemos lo que queremos y luchamos sin desánimo.