YA NO LES GUSTA PEPE MUGICA
Por IÑAKI ANASAGASTI
Compareció el 18 de julio, día señalado, Pello Otxandiano, Director de Programas de EHBildu para proponer un “pacto de bienestar en Euskal Herria (como llaman a Euskadi) con el fin de recorrer la senda de una profunda redistribución de la riqueza”.
Reconozco que me hubiera gustado estar en esa rueda de prensa, a pesar de su fatigoso y falso didactismo y tras aplaudirle le hubiera hecho una pregunta muy sencilla. ”Usted vende admirablemente la exótica moto del truco redistributivo a todo tipo de público, pero para redistribuir riqueza, algo fantástico y justo, antes es preciso crearla.
¿Qué fórmula tienen ustedes para crear riqueza si jamás hablan de la empresa privada?. Sí, ya sé lo que piensan de ella y que aunque no nos digan que lo que hay que hacer es lo que decía Hugo Chávez por las calles con una palabra, ”¡exprópiese” lo de ustedes ¿no es acabar con la empresa privada tal y como está concebida?. Si no es así, dígame cómo crearían ustedes riqueza para luego redistribuirla y hacer y pagar todo lo que prometen.
Por esos días se había recordado el 25 aniversario del terrible secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco y se supo que el antiguo ex guerrillero Montonero, Pepe Mujica, les había enviado una carta pidiendo dejaran en libertad al chaval de Ermua. No le hicieron ni caso y eso que Mujica, había sido guerrillero, herido de seis balazos, apresado cuatro veces habiendo pasado quince años de su vida en prisión.
Su vida es conocida y aparentemente a la IA le gusta el personaje, que es admirable pero lo que me llama la atención de él, aparte de su capacidad para poner palabras a los sueños y llamar a las cosas por su nombre, luchar por todos los derechos humanos, es su capacidad de sacar conclusiones a las etapas de su vida, cosa que jamás hace la Izquierda Abertzale. Mujica ha aprendido a golpes. Sin embargo la Izquierda Abertzale trata de imponernos a todas horas su discurso victorioso, aunque haya sido todo lo que hicieron un inmenso fracaso, sin contar el devastador daño a personas y a la propia Euskadi. Y traigo a colación al ex presidente del Uruguay para evidenciar con hechos lo que escribo.
José Mujica, acaba de hablar de una forma extremadamente clara sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, y ha lanzado un funesto augurio sobre lo que va a pasar a raíz de la guerra en Ucrania. En una entrevista en la CNN, Mujica habló sobre la igualdad y los caminos para lograrla: “Las explicaciones teóricas de Lenin en El Estado y la Revolución tenían un margen de lógica teórica aparente. Pero no sabíamos que la concentración de poder en el Estado, aunque tuviera una intención muy noble en el origen, termina degenerando en una dictadura de la burocracia”.
“La lucha por la igualdad no se puede tragar la libertad, sino tiene que continuarla. ¿Cómo conjugar libertad e igualdad? Este es el desafío. Cuando hablo de igualdad hablo de igualdad de oportunidad, no de que comamos lo mismo. Yo creo que eso está cada día más pendiente” reflexionó. “Yo hace 50 años creía en la dictadura del proletariado, pero después vimos cómo cayó la Unión Soviética, como un palo apolillado, sin un gesto de heroísmo. Una nación que hizo un sacrificio por la guerra que fue una cosa grandiosa, que tuvo una revolución que dio la vuelta al mundo y todo lo demás, manejado por una cuadrilla de burócratas” prosiguió.
En su opinión, Putin “ha construido ahora el capitalismo más corrupto que puede haber encima de la tierra”. “Este negocio no camina, tenemos que perseguir el sueño de una sociedad más igualitaria, pero por otros caminos, no sacrificando la libertad”, señaló con su característica bonhomía.
No he visto en la actual cúpula de Sortu el menor indicio de reflexión sobre la invasión a Ucrania salvo culpar a la OTAN de una agresión inexistente. Tampoco condenar la Z que sus chicos ponen en los batzokis ni hacer el menos análisis lúcido y valiente sobre la situación que se vive desde febrero y de ahí que sigamos sin saber cuál es su ideología salvo la de la crítica perenne. Todo está rematadamente mal.
El marxismo hasta el fin de la primera guerra mundial, era una atractiva filosofía política y económica que daba una nueva interpretación a la historia universal. La Revolución rusa de 1917, por obra de Lenin, se convirtió en la base y razón de un sistema político dictatorial y cerrado verticalmente que nunca había pasado por la imaginación de Marx. Sobre esa fórmula se constituyó el partido bolchevique, luego el estado revolucionario, y como consecuencia la Tercera Internacional. Era fundamentalmente un sistema autoritario de dominio y regimentación por una minoría que posponía para un futuro indefinido la realización de los ideales políticos que preconizaba.
Ese sistema con Stalin y sus sucesores se fue convirtiendo en una chaqueta de fuerza, donde toda libertad de pensamiento y de iniciativa individual llegó a desaparecer por completo. Contra esa opresión esterilizadora, empobrecedora y retardataria, y sus negativas consecuencias económicas y sociales fue que se anunció la “perestroika” de Gorbachov, ”perestroika” que no ha llegado a la Izquierda Abertzale. Ni creo que llegará, mientras tratan que los demás blanqueemos su fracaso. Para eso hace falta coraje y humanidad.
El marxismo leninismo, que lleva camino de desaparecer en la mayoría de países, incluso transformándose en dictaduras capitalistas no parece conservar cierta vida y actividad salvo en el Tercer Mundo y en Euzkadi y concretamente en Sortu que sigue a pies juntillas con loas y a las llamadas revoluciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que no son más que dictaduras oprobiosas. El fenómeno del retraso ideológico ha sido una de las características del pensamiento latinoamericano. Las ideas nuevas han llegado generalmente con el retraso equivalente al lapso de una generación. Todo un cuerpo de concepciones autoritarias, recordemos el plan de recogida de basuras en Gipuzkoa, todo un vocabulario en las juventudes del mundo de la IA se ha vuelto a sacar del apolillado armario a pesar de ser tan ineficaces y antihistóricas como el Muro de Berlín.
No es un mero problema de semántica, sino de salud social y de eficacia política. No tiene para ellos la menor importancia sacrificar oportunidades de futuro. Casi lo vemos en Mercedes, perdiendo decenas de oportunidades ante una conflictividad laboral extrema en nombre de doctrinas que ya perdieron vigencia, de realidades internacionales profundamente modificadas, de ideas definitivamente cuestionadas. ¿Siguen creyendo los dirigentes de Sortu que Euskadi tiene que ser, como dijeron, la Cuba del Cantábrico. ¿No?. Pues que lo digan, como lo hace Mujica. A su mundo joven les hace falta pedagogía política y no “ongi etorris” y glorificar un pasado tenebroso.
Es muy llamativo que el mundo de Sortu,(Bildu no existe más que como sigla paraguas), no se le escuche nunca cuestionar ni está dispuesta a condenar la ausencia de los derechos mínimos en poblaciones como la rusa, ni mucho menos reconocer la lucha que parte de sus sociedades libran por su libertad aun a costa de muerte, persecución, cárcel y exilio. Hay incluso quienes niegan la relación entre éxodo y libertad, reduciendo el fenómeno migratorio a cuestiones estrictamente económicas quitándole toda responsabilidad a las tiranías de origen, caso de Venezuela, para endosarle la culpa de las sanciones de Occidente. Porque la culpa tiene que ser siempre de Occidente.
El caso es que defender la democracia liberal hoy en público es una tarea que raya en la imprudencia, como si se tratara de un discurso conservador de quien se aferra a un pasado que perdió vigencia. Aquel cinismo legitimador de tiranías a distancia, tan común en la Izquierda Abertzale y tan común a la hora de hablar de países subdesarrollados donde para algunos la democracia liberal y los derechos humanos son privilegios totalmente prescindibles y hasta inconvenientes, finalmente se ha convertido en un gran complejo y comienza a aplicarse también dentro de un Occidente que se odia a sí mismo. Una cultura agotada que no quiere seguir siendo dominante y por eso se autodestruye como dice el diputado venezolano perseguido José Guedez.”. El amo deshumanizado. Una auténtica eutanasia cultural”.
Aunque haya atisbos de cansancio ante el falso sindicalismo tan destructivo que tenemos en Euskadi, su acracia, su cuanto peor mejor es preciso combatir ese discurso que propone volver a sociedades cerradas, denigrando de la universalidad que ha generado la cultura occidental con el cristianismo, el pensamiento científico y los derechos humanos.
En ambos casos siempre se propone una retirada cultural, un abandono a la tesis original del liberalismo y la ilustración. Un eje de tiranía al fin, que necesita destronar la hegemonía de la cultura occidental, madre de la democracia liberal y los derechos humanos universales e individuales.
Paradigmas estos que son los que están en juego. Un Occidente infantilizado como nunca que quiere creer que la guerra solo se libra en Ucrania, que el enemigo es solo Rusia y que la crisis económica actual es el precio que hay que pagar por hacer lo correcto, mientras todas las preguntas importantes siguen sin respuesta. ¿Contra quién luchamos?. ¿Qué estamos defendiendo?. ¿Cómo se gana la guerra y se logra la paz?. ¿Cuáles son las verdaderas causas de la crisis económica?. ¿Tiene Sortu la llave de la solución o solo es la gran amenaza para nuestra sociedad?.
De ahí que a la cúpula de Sortu, no le gusten las reflexiones de un ex Montonero guerrillero lúcido, como Pepe Mujica, que sin abdicar de su ideología social combate todas las dictaduras, algo que no hacen nuestros salvadores de su particular Euskal Herria.
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