La experiencia como valor en la Política
Por Álvaro Martín Quijano
En no pocas ocasiones los partidos políticos aluden a su experiencia gobernando como una de las principales razones por las cuales deben ser reelegidos en sus cargos. Incluso algunos, como el Partido Regionalista de Cantabria lo llevan como eslogan electoral (“Sabemos gobernar”). Es verdad, la experiencia, en cualquier ámbito de la vida es un virtud muy valorable y, en definitiva, un activo que poner en valor.
El problema viene cuando el pasar años y años en un puesto (ya sea político o en una empresa) solamente te hace más viejo, y no te dota de esa experiencia, tan necesaria. Así como ni la juventud ni la veteranía son por si solas virtudes, en ocasiones las personas pueden pasar años, o incluso décadas en un puesto sin mejorar ni sus competencias, ni sus cualidades ni su desempeño profesional. Esas personas habrán acumulado años en ese puesto, pero no, desde luego, experiencia.
Nadie, en ninguna situación de la vida, tiene soluciones para todo, ni mucho menos una varita mágica que nos diga que hacer en cada momento, pero sí que se nos debe de exigir, mucho más a los políticos que aprendamos de los errores y que aprovechemos todas las vivencias para tomar nota de cara al futuro. Es decir, que ganemos esa experiencia tan beneficiosa y de la que tanto y tan injustificadamente presumen algunos.
Un ejemplo muy cualificado de todo esto que digo es nuestro Presidente, Miguel Ángel Revilla. El señor Revilla lleva participando de los diferentes gobiernos de Cantabria desde 1995, con el lapso de cuatro años entre 2011 y 2015. En total, casi 18 años. Se podría pensar que en estos años ha podido atesorar una gran experiencia en las tareas de gobierno.
No obstante, y a pesar de esta mayoría de edad, el señor Revilla no parece haber ganado en experiencia a la hora de gobernar, más bien al revés. Situaciones como la falta de Presupuestos en tiempo y forma, y como la patente división entre los miembros de la coalición PRC – PSOE, así como las llamativas ausencias del Presidente, parece más preocupado de su condición de estrella mediática que de sus obligaciones como Presidente de todos los cántabros y cántabras.
Además, a lo largo de estos años ha protagonizado sonoros fracasos en su gestión: el Racing de Santander (en varios capítulos y con un coste de millones para los cántabros), la desindustrialización progresiva de nuestra región, apuestas fallidas como la de GFB, situaciones muy poco claras como la gestión de CANTUR…
Y sobre todo ese falso triunfalismo sobre la situación de Cantabria, donde el empleo es cada vez más escaso y precario, aderezado todo con una alarmante falta de autocrítica y de elusión de responsabilidades.
Otro ejemplo que me toca muy de cerca, ya que afecta a la ciudad que me vio nacer y en la que vivo, es el soterramiento de las vías de FEVE en Torrelavega.
Es este un problema que lleva afectando décadas a la capital del Besaya y que, literalmente, la divide en dos, generando evidentes problemas de tráfico, seguridad, ruido…
Elección tras elección los diferentes partidos prometían que ellos tenían la fórmula para conseguir la solución definitiva. Pero dicha solución nunca llegaba. Y con perplejidad podemos ver como se aprueban por unanimidad mociones para reclamar la llegada del MUPAC pero nunca para solicitar esta obra tan necesaria.
Allá por 2014 el Ministerio de Fomento presentó una fórmula mediante la cual la obra (presupuestada en unos 80 millones de euros) sería financiada entre ADIF (40 millones de euros), el Gobierno de Cantabria (24 millones de euros) y el propio Ayuntamiento de Torrelavega (16 millones de euros).
La entonces Alcaldesa de la ciudad, Lidia Ruiz Salmón elevó el grito al cielo al considerar inasumible esa cifra por parte del Ayuntamiento.
Haciendo un ejercicio de repaso en la hemeroteca podemos ver como el Ayuntamiento de Torrelavega, desde 2011 lleva acumulando algo más de 21 millones de euros de superávit. Asimismo podemos comprobar cómo la deuda a finales de 2015 era de 8,7 millones y el dinero que se mantenía en los bancos rondaba los 9,5 millones.
En resumen, si hubiera habido voluntad, visión y ganas de trabajar quizá ya pudiera estar iniciada la que sería la obra del siglo en Torrelavega. En lugar de eso preferimos seguir instalados en la mediocridad y en dejar pasar el tiempo esperando a que la Administración inmediatamente superior solucione nuestros problemas.
Estos dos ejemplos sirven para visualizar como los ciudadanos no podemos ni debemos caer en el error de considerar que los políticos y partidos “de toda la vida” como los únicos capaces de gobernar. En ocasiones puede ser así, pero no en otras muchas. Existen en política otras opciones, como mínimo tan válidas como las tradicionales y que no podemos desechar de entrada por esa supuesta falta de experiencia en tareas de gobierno. Como ciudadanos responsables debemos ver que ofrece cada opción política, que soluciones aporta, y, con todo en la balanza, decantarse por lo que más se acerca a lo que nos dice nuestra cabeza, y, por qué no, nuestro corazón y nuestro olfato.
Álvaro Martín Quijano es Portavoz Adjunto de UPYD en Cantabria