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Ya son 34 los fallecidos en Torrelavega

Las mismas que registra Santander y los contagios activos ascienden a 182, lo que representa 45 más. En curados la ratio está mejor, 210 frente a 467.

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Ya son 34 los fallecidos en Torrelavega
06-05-2020
Por JOSÉ RAMÓN SAIZ.
 
Mucho se viene escribiendo -con razón- de la parálisis de la principal institución de Torrelavega sobre la pandemia reinante. Es necesario promover todas las medidas necesarias -y hasta ahora son tímidas las propuestas- para que la ciudad no caiga en la destrucción casi total de su tejido productivo. Si a lo que teníamos se añade lo que viene, las urgencias están más que justificadas.
 
Pero siendo importante lo económico, no podemos perder la vista la evolución de la pandemia en Torrelavega (es decir, la salud en este caso de los torrelaveguenses) que justifica, ya, que el Ayuntamiento pida un informe oficial y competente sobre las causas de una incidencia que nos parece un tanto descontrolada. Veamos:
 
Sumamos desde hoy ya 34 muertes -las mismas que registra Santander- y los contagios activos ascienden a 182, lo que representa 45 más que Santander-ciudad. En curados la ratio está mejor, 210 frente a 467. Sobre los fallecidos, nos permitimos expresar nuestro sentimiento de solidaridad más profundo con las familias.
 
Teniendo en cuenta que Santander viene a tener una población unas 3,5 veces la de Torrelavega, la estadística sobre fallecidos y enfermos con el virus nos parece anormal y excesivamente alta; es decir, la Corporación de Torrelavega debiera enviar una petición formal a la Consejería de Sanidad para que se busquen las causas de esta, insisto, anormalidad sobre la incidencia de la pandemia. Hoy mejor que mañana.
 
No puedo ocultar sobre este tema, mi decepción por la falta de información del Ayuntamiento a los ciudadanos sobre la evolución del coronavirus. Ya sabemos que esa labor la hace la Consejería de Sanidad, pero en estos momentos toda la información pública es deseable y aconsejable. Y más desde una institución que nos representa a todos.
 
Otro tema suscitado en las últimas horas se refiere a las fiestas. He comprobado que hay opiniones para todos los gustos. Sobre este asunto, hay que señalar que es necesario, a mi juicio, reediseñar un modelo nuevo de festejos. Yo ya me pronuncié hace una semana sobre la necesidad de mantener las mismas, reduciéndolas en cuanto a su tiempo: de quince a siete días. Nada de verbenas, grandes conciertos y concentraciones, etcétera, de ahí que proponga abrir un debate y reedifinirlas. Fiestas para churreros, cafeterías, hostelería en general y otros sectores, creo que ahora mismo sobran porque agosto, en principio, está a la vuelta de la esquina y probablemente no hayamos alcanzado del todo lo que se ha dado en llamar la "nueva normalidad".
 
Sugería, para la víspera del día grande, el 14 de agosto, la celebración de un acto en la Plaza Baldomero Iglesias y en presencia de la Patrona de la ciudad, en homenaje a los fallecidos; es decir, la ofrenda floral a la Virgen Grande proyectarla hacia los fallecidos en Torrelavega, Cantabria, España y en todo el mundo. Es una propuesta que ahí dejo y quizás por hacerla no se lleve a cabo. Incluyendo un punto de este tenor en el programa oficial, dentro de cien, doscientos o más años, los que nos sucedan recordarán que nos enfrentamos a esta trágica epidemia. Pero, insisto, las fiestas deben celebrarse pero modificando su modelo. No sirve el antiguo para este año 2020.
 
Por último, quiero recordar en estos momentos la figura del doctor Francisco Guerra Pérez-Carral, Hijo Predilecto de la Ciudad. Fue una eminencia mundial, pero en casa estos méritos no suelen reconocerse en toda su dimensión. En una carta de 23 de enero de 2009, que guardo con extremo celo, me informó que después de pronunciar una conferencia en Amberes (Bélgica) fue invitado a Suecia donde expuso todos sus conocimientos -que eran muchos- en un Congreso Mundial sobre Enfermedades Infecciosas. En 1946 había publicado en Méjico una investigación inédita y notable a nivel mundial sobre como aumentaba la fuerza de contracción del miocardio con los digitálicos. Como no soy médico ya digo que no entiendo lo que acabo de escribir, pero ahí lo dejo como una de las muchas aportaciones científicas del doctor Guerra.
 
El Dr. Guerra en sus largos años de exilio, adquirió un reconocimiento mundial, que aquí finalmente le hicimos con muchos años de retraso. Conste, pues, su memoria y la importancia que hubiera tenido en estos momentos su criterio de investigador.