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Trascendencia para Cantabria del legado de Ramón Pelayo de la Torriente

Con el ánimo de aprender, marchó a Estados Unidos y regresó con ideas nuevas que aplicó en una finca que compró en Aguacate y que empezó a explotar con las nuevas técnicas aprendidas.

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Trascendencia para Cantabria del legado de Ramón Pelayo de la Torriente
22-06-2020

MARQUÉS DE VALDECILLA

Ramón Pelayo de la Torriente, montañés de origen humilde, consiguió una importante fortuna en Cuba con explotaciones de aguacate y azucareras.  En la Guerra de Cuba convirtió su propia residencia particular en cuartel de las tropas españolas y hospital de sangre. Ya en España, tras la epidemia de gripe de 1918 que reveló las carencias sanitarias del Santander, se hizo cargo en solitario de la construcción de un Hospital nuevo, reorientándolo en 1927 a que prestara asistencia a los pobres de la provincia y también a enfermos privados o procedentes de mutuas. El marqués se exigió que la asistencia prestada fuera de la más alta calidad técnica y científica, en lo que sería el inicio de una escuela de medicina y cirugía.

El retorno a la sociedad de los beneficios de su actividad empresarial es anticipo de acciones generosas que estos días están realizando algunos de los más destacados empresarios españoles


Pelayo de la Torriente, RamónMarqués de Valdecilla (I). Valdecilla (Cantabria), 24.X.1850 – 26.III.1932. Empresario, benefactor, Grande de España.

Hijo de una modesta familia de comerciantes, marchó a Cuba en el año 1864. Trabajó en el comercio de Cienfuegos hasta instalarse como propietario de un pequeño local en Matanzas, donde puso la primera piedra de su fortuna. Con el ánimo de aprender, marchó a Estados Unidos y regresó con ideas nuevas que aplicó en una finca que compró en Aguacate y que empezó a explotar con las nuevas técnicas aprendidas.

Levantó una planta azucarera en la que empleó a ocho mil obreros, para la cual contaba con un ferrocarril propio que se había concedido desde Mamey Duro hasta el batey de su ingenio, en el término municipal de Bainoa, provincia de La Habana.

Asentada su fortuna, inició una serie de proyectos filantrópicos construyendo viviendas y escuelas para sus obreros. Con el recrudecimiento de la guerra convirtió su propia residencia particular en cuartel de las tropas españolas y hospital de sangre. Como otros muchos españoles, no permaneció en Cuba tras la independencia y regresó a España.

Como premio a todos sus esfuerzos Alfonso XIII le concedió el marquesado de Valdecilla el 19 de junio de 1917. Pelayo de la Torriente continuó con su obra filantrópica, entre la que destacan las donaciones para la construcción de la Universidad Central de Madrid, el Palacio de la Magdalena o las escuelas, Ayuntamiento y Juzgado de su pueblo natal. No obstante, la que sería la mayor de sus fundaciones estaba aún por llegar. Tras la epidemia de gripe de 1918, que reveló las carencias sanitarias del Santander de la época, la necesidad de un Hospital nuevo y mayor fue asumida por la alta burguesía local. No recabándose los medios necesarios, el marqués de Valdecilla se hizo cargo entonces, en solitario, del proyecto reorientándolo en 1927 a que prestara asistencia a los pobres de la provincia y también a enfermos privados o procedentes de mutuas. El marqués se exigió que la asistencia prestada fuera de la más alta calidad técnica y científica, en lo que sería el inicio de una escuela de medicina y cirugía.

La magnitud del proyecto le valió el que el Rey le concediera la Grandeza de España el 8 de febrero de 1927 y, como colofón a su proyecto, por Real Orden de abril de 1928, se creó una Fundación de beneficencia de cuya gestión se encargó un Patronato en el que eran mayoría los designados libremente por el propio marqués. En la primera reunión del Patronato se decidió denominar Casa de Salud Valdecilla (CSV) al nuevo centro y se nombró director técnico-administrativo y jefe del Pabellón de Mentales al neuropsiquiatra Wenceslao López Albo. Los profesionales del centro fueron contratados siguiendo instrucciones de un comité entre cuyos miembros estuvieron los propios Ramón y Cajal y Gregorio Marañón.

El marqués falleció retirado en su lugar de nacimiento el 26 de marzo de 1932.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Ultramar, 202, exp. 31; Fundación Marqués de Valdecilla. J. Pindado Uslé y C. Aedo Pérez, Gran enciclopedia de Cantabria, Santander, Editorial Cantabria, 1985.