Diario Digital controlado por OJD

Martes, 5 de mayo: Diario de una pesadilla

Lo más prudente es quedarse en casa cuando eres población de riesgo. Hasta que no se normalicen las salidas, hay demasiada gente a la misma hora paseando o haciendo deporte. Veremos qué pasa dentro de quince días.

Enviar a un amigo
Martes, 5 de mayo: Diario de una pesadilla
01-05-2020

Dicen que hay un nuevo síndrome a raíz de esta pandemia que estamos viviendo. Se llama el 'síndrome de la cabaña' que se traduce en miedo, incluso pánico a salir a la calle tras el confinamiento. Tras casi 50 días sin salir de casa, la ansiada salida no se traduce en algo placentero para todos. Recuerdo que con una fobia que yo he padecido, el miedo a volar, me dijeron que solo había una forma de vencerla y era, volando. Y eso es lo que hice. Al miedo solo se le vence mirándolo a los ojos y enfrentándote a él. Lo que ocurre es que aquí, con este virus, tenemos otro factor que añadir, el de la incertidumbre. Ante tantas preguntas que no tienen respuestas, comprendo el miedo de los que no quieren salir. Lo más prudente es quedarse en casa cuando eres población de riesgo. Hasta que no se normalicen las salidas, hay demasiada gente a la misma hora paseando o haciendo deporte. Veremos qué pasa dentro de quince días.

Creo que el miedo te hace decir y realizar cosas que en tu sano juicio ni dirías ni harías. Pienso que este es el caso de Saray en “Másterchef”. En las últimas horas se ha convertido en “trending topic” mundial. Si nos quedamos en que presentó una perdiz cruda, sin desplumar, como plato en el que se jugaba su expulsión, sería una visión muy corta del problema. Me hubiera encantado que esta joven gitana, transexual, trabajadora social no hubiera sido eliminada de esa manera. Su despido fue fulminante. Saray se bloqueó y sabía perfectamente que su actitud en la primera prueba del programa dejó mucho que desear por las malas contestaciones que dio a todos los jueces del programa. Pero también es cierto, que hubiera sido bonito verla evolucionar y ayudarla a encontrar un camino. Sinceramente pienso que el programa pierde mucho sin ella. Era la sal y la pimienta. Ya que el programa repesca a gente, pienso que Saray debería tener una segunda oportunidad. Creo mucho en ello. Dale a una persona una segunda oportunidad, hazle creer en ella misma y te sorprenderá.

De segundas oportunidades saben mucho los profesores de colegio. Cuántas veces el más díscolo es el que más satisfacciones te ha dado porque has conseguido que acabara el curso y con nota. Con esta pandemia el problema llegará a los centros en septiembre. ¿Cómo lo harán los centros para ser quince en clase y guardar el metro y medio entre pupitre y pupitre? Lo veo imposible, no hay aulas suficientes para doblar las clases de todos los cursos. Las aulas normalmente son de treinta o treinta y cinco alumnos. ¿Qué harán los colegios? ¿Y los profesores podrán también doblarse? La nueva normalidad de la ministra Celaá va a traer muchas dificultades en el nuevo curso.

Que este virus nos está trastocando la vida, también la escolar, es un hecho. Que nada será igual y que la solución tienen que traerla los científicos, es otro hecho. Mientras tanto, seguiremos saliendo poco de “la cabaña” y si lo hacemos, con mucha prudencia. Seguiremos consumiendo televisión y descubriendo que siempre hay gente como Saray que se bloquea y prefiere ser expulsada a continuar con la presión de “Másterchef”. ¡Qué mal lo pasaron PepeJordi y Samantha! Es lo que tiene ser juez o profesor o responsable de un grupo de gente. Qué alguien te saque del pensamiento único sobre la enfermedad y el virus es digno de tener en cuenta. Ayer Saray con sus salidas de tono, con su bloqueo en la cocina, lo consiguió. ¡Merece otra oportunidad después de esa perdiz cruda con sus plumas y su canesú! ¡Nos dejó asombrados con su actitud pero nos sacó, sin ella saberlo, del pozo en el que estamos!

LUNES, 4 DE MAYO.

Hoy iniciamos la fase cero de la 'Nueva Normalidad'. Tengo que decir que no me acostumbro a salir por franjas horarias. He intentado poner un pie en la calle pero no he podido. Bajaban riadas de personas hasta el punto de parecer un día de romería. Estuve diez minutos esperando un hueco de tres metros entre persona y persona y confieso que me di la vuelta. Después he descubierto que el motivo de tanta concentración de gente se debe a un pinar que hay tras las casas donde yo vivo. Todo el mundo tuvo la misma idea. Total, no me atreví a salir. Esperaré a esta tarde-noche para hacerlo.

Entre tanto, una nueva frase que acuñar a las palabrejas ya utilizadas estos días: desescalada, confinamiento, pandemia…Se la he oído al doctor Pedro Luis Alonso Fernández: “la gestión de la incertidumbre”. Sí, se trata de distinguir aquello que podemos controlar o no y así tomar las decisiones correctas. Es decir, cómo del virus vamos aprendiendo a la vez que actuamos, se trata de ir gestionando de acuerdo a las pequeñas evidencias que vamos descubriendo de él cada día. Antes decían nuestras autoridades sanitarias que las mascarillas no eran necesarias nada más que para aquellos que ya estaban enfermos…ahora, todo lo contrario. Como puede haber alguna persona enferma que no presenta síntomas, pongámonos todos los ciudadanos las mascarillas. El problema es que sigue siendo difícil encontrarlas en las farmacias. Ya es obligatorio coger el transporte público con ellas puestas. Dentro de nada, será obligatorio llevarla por la calle pero como no hay, lo dejamos en recomendación.

Efectivamente, es la gestión de la incertidumbre, sobre todo, para el ciudadano. Ahora sí, ahora no…Que tenemos que aprender a protegernos nos digan lo que nos digan. La distancia de seguridad y las mascarillas y los guantes serán nuestra principal defensa contra el virus que no sabemos si va a mutar a benévolo o a virulento. Como todo es una incógnita, lo ideal será seguir protegiéndonos lo máximo posible. No bajar la guardia.

Leo en una lista de contagiados, y fallecidos en el mundo, a pie de página como se señala que las cifras de España no son creíbles. ¿Será una fake news? De no serlo me preocupa esa desconfianza por los datos que se dan en España. Qué están insinuando que ¿se nos está mintiendo? Por otro lado, está por ver si los partidos políticos apoyan en el Congreso, la prolongación del Estado de Alarma como ha dicho Pedro Sánchez en su última comparecencia. El presidente quiere hacerlo hasta final de mes. Sin embargo, el líder de la oposición dice que no le va a apoyar en esta ocasión. Veremos al final que pasa. Sería conveniente que el presidente descolgara el teléfono con Casado, ¿no?

Por otra parte, me entero que las gerencias de los hospitales están pidiendo a médicos y enfermeras que se cojan las vacaciones antes del mes de octubre para contar con toda la plantilla durante el otoño y el invierno. ¡Uff! Mal presagio. Ya estamos advertidos de un posible rebrote. Y algún insensato estos días ya ha empezado a hacer botellón. No entiendo nada. ¿Todavía hay alguien que no se ha enterado que esto que nos está ocurriendo es muy grave? En fin, ¿buen lunes a todos de Fase Cero!


DOMINGO, 3 DE MAYO.

Hemos llegado al día de la madre sin poder celebrarlo. Recuerdo el último día de la madre que celebré con la mía. Se vistió para la ocasión con un traje de chaqueta verde esperanza. Se arregló mucho y se pintó la boca de rojo. Nunca dejó de hacerlo ya que el rojo en los labios estuvo de moda en la postguerra y se volvió a poner de moda hace diez años y ella se entregó al pintalabios como si reviviera los diecisiete. Siempre cálida, habladora, simpática y muy inteligente. Como maestra que era, gran lectora y conocedora de la Historia de España, le hubiera gustado conocer a mi profesor de Historia Carlos Seco Serrano ,que en estos días de confinamiento, se nos ha ido tras contraer la Covid-19.

Las clases de Seco Serrano en la Universidad Complutense siempre eran clases magistrales. Daba gusto escucharle. Nos reñía constantemente a los alumnos porque decía que “no teníamos ni idea de lo que había sido la Guerra Civil Española”. Le sacaba de sus casillas nuestra ignorancia, reflejada en los exámenes. Un día me acerqué hasta su mesa y le conté mi caso. “Profesor, le dije, cuando íbamos a llegar a la guerra civil, todos los profesores que tuve en el colegio, daban por terminado el temario”. “El año que viene ya os la explicarán”, nos decían. Y así un curso, y otro y otro... Hablando con gente de mi generación y otras posteriores, les ocurrió lo mismo. La guerra civil no podían enseñarla de la manera que venía en los libros. Por eso, preferían saltársela. Seco Serrano me escuchó , y a otros muchos compañeros que decían lo mismo, muy atentamente. Días después, se paró en la guerra civil y nos enseñó por primera vez la barbaridad de lo que había sido todo aquello. Sí, él fue el primero. Siempre he seguido de cerca sus libros desde entonces. ¡Cuánto hubiera disfrutado mi madre escuchándole!

Supe la dimensión humana que tenía mi madre, cuando se fue. En su entierro se me acercaba la gente diciéndome: “No sabe lo que me ayudó su madre”. “Muy agradecidos por los papeles que nos arregló su madre”. “Millones de gracias en nombre de nuestra familia por el apoyo incondicional de su madre”. Así uno detrás de otro. “¿Pero a cuánta gente ha ayudado mamá?”, nos preguntábamos sus hijos. Ella solía decir la frase de San Mateo:” No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”. Tengo que decir que mi padre era igual: ¡Vaya dos! Pero como es el día de la madre, le toca a ella. Y lo peleona que era, lo descubrimos cuando quisieron construir un parking bajo nuestras casas y decidieron talar los cientos de árboles que teníamos a la puerta. La dio una angina de pecho llamando de puerta en puerta en el Ayuntamiento de Madrid para impedir que lo hicieran. Alguna vez Esperanza Aguirre me preguntó por ella porque mi madre encabezaba las reuniones de vecinos. Al final, viendo que peligraba su salud, sus hijos la obligamos a que abandonara su querida casa y a sus queridos vecinos cuando aquella “guerra” la perdieron. Acabó haciéndose un parking y la mayoría de los árboles no regresaron. ¡Qué fuerza tenía! ¡Impresionante!

Mamá siempre sabía que pasaba por tu cabeza antes de verbalizarlo. Nos había observado tanto de pequeños que conocía perfectamente lo que ocurría en nuestras cabezas. Era también muy protectora. Cuando empezaba en el fascinante mundo del Periodismo quiso quitarme la idea, pero luego se rindió. En el fondo, le encantaba leer las historias que escribía. Hubo una vez que sabía que iba a entrevistar a unos delincuentes que acababan de salir de la cárcel. Me mandó mi redactor jefe a entrevistarles. Quedé con ellos en una cafetería y cuál sería mi sorpresa cuando en mitad de la conversación descubro a mi madre entrando en la misma y sentándose con una señora que no conocía de nada a observarme. Yo la miraba por el rabillo del ojo y enseguida entabló conversación con aquella señora con la que acabó haciéndose amiga. No se movió de allí hasta que terminé y salí del local. Fue mi guardaespaldas en esos primeros años en los que me mandaban a cubrir aquello que no quería hacer nadie. Como aquel mitin al que me mandaron y alguien dijo en voz alta que “si hay algún periodista lo sacaremos a palos…”. Por allí seguro que estaba ella. Muy protectora. Mucho.

Por cierto, si estuviera viviendo este momento estaría recitando alguno de sus muchos refranes:”no hay mal que cien años dure”. Éste lo repetía mucho. Otro que también se podría aplicar: “la Ciencia siempre tienen respuesta para todo”. Y no le faltaba razón. Llegará la vacuna y en menos tiempo del que nos decían al principio. Las investigaciones, los fármacos, nos traerán la normalidad y la libertad a nuestras vidas. ¡Las madres siempre tienen razón! ¡Feliz día a todos!

SÁBADO, 2 DE MAYO

Día de la comunidad de Madrid. Un dos de mayo atípico pero muy emotivo donde se ha rendido homenaje a los sanitarios, policía, guardia civil y bomberos. Al personal civil y militar que trabaja por evitar la expansión de la pandemia y a los que trabajan por ayudar a que todos tengamos lo necesario en nuestros hogares. Todos héroes en estos tiempos difíciles donde todavía no tenemos dominada esta pandemia de consecuencias devastadoras.

Tal día como hoy pero de 1808 las clases populares se levantaron contra la ocupación francesa. Hoy nuestro enemigo es otro pero muy dañino y peligroso: el Covid—19. Estoy segura de que acabaremos por vencerle pero en el camino, se ha cobrado a muchas víctimas. Por ellas, ha dicho hoy la presidenta:”estamos de luto”. Es cierto, lo estamos. Son tiempos de recordar a los que se nos han ido sin poder despedirles. También a los que superaron la enfermedad y les ha dejado secuelas este virus tan dañino y letal. Cuando pase el tiempo y se encuentre la solución definitiva, porque llegará, recordaremos este momento como ese otro dos de mayo donde el pueblo español, y el madrileño en particular, lo dio todo. Una vez más, el coraje, el valor y la solidaridad del pueblo llano, de la gente sencilla.

Como en aquel dos de mayo, estamos en guerra. Pero al final, las guerras se ganan con gestos. Como el de la estudiante de Medicina que escucha a los enfermos de cuidados paliativos que saben que se van a morir. Les da la mano y les ayuda a cruzar a la otra orilla con dignidad y afecto. Como los de tantos militares de la Ume que velaron con honores a nuestros muertos. Como tantos sanitarios, auxiliares, celadores que dieron más de lo que exigía su profesión. Algunos, incluso, su vida.

Claro que esta situación se parece a una guerra, ¡es una guerra! Cada uno, en su parcela, da lo mejor de sí mismo. Incluso, sabemos que cuidándonos, estamos ayudando a no contagiar. Autoprotegernos se ha convertido en un acto de solidaridad hacia los demás. Por eso, no puedo ver a aquellos que van sin mascarilla por la calle. Decía un médico de urgencias que podemos estar contagiando dos días antes de tener síntomas y dar positivo. La mascarilla nos protege y a la vez, ayuda a la comunidad a no contagiarse.

Decía hoy Díaz Ayuso, vestida de luto riguroso que :”Estamos todos juntos en esta lucha por la libertad y la vida”. Hoy cuando han sonado las sirenas de los vehículos de todas nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado después de los dos minutos de silencio creo que a muchos los ojos se nos han llenado de lágrimas. Ya lo decía Ernest Hemingway en su novela: ¿Por quién doblan las campanas? “Nadie es una isla, completa en sí misma; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la masa. Si el mar se lleva un terrón, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio…La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca preguntes por quién doblan las campanas: ¡doblan por ti!”. Hoy las sirenas han sonado y lo han hecho por los que ya no están, por lo que están peleando contra el virus y por todos nosotros. Las campanas han doblado por nosotros también: los que seguimos respirando con la ilusión de volver a hacerlo algún día en libertad. ¡De esta saldremos, como salimos aquel 1808!

VIÉRNES, 1 DE MAYO

Celebración del 1 de mayo, día del trabajo, con un crecimiento desenfrenado del paro. ¡Qué contradicción! La economía española destruye 285.600 empleos en el primer trimestre y envía a casa a 562.900 trabajadores afectados por ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Pero esperemos que en cuanto recuperemos la actividad económica y los empresarios puedan volver a abrir sus negocios, poco a poco vayamos olvidando este año bisiesto nefasto en todos los sentidos.

Ahora nos preparamos para la gran salida de mañana. Eso sí, por franjas horarias. Una salida de un kilómetro a la redonda. Imposible coger el coche para ver a nuestros seres queridos. Eso será posible a partir del 11 de mayo. ¡Esperemos que no demos un paso hacia adelante y un paso hacia atrás!

Estos días, confinados en casa, vamos cumpliendo aniversarios y efemérides. El lunes, se cumplirán cinco años desde que se fue el gran maestro de la Televisión, Jesús Hermida. Estamos los chicos y chicas Hermida asimilando que ya ha pasado un lustro. Es cierto que el tiempo corre muy rápido cuando quiere, otras veces no tanto. Está claro que mientras sigamos hablando de él, seguirá entre nosotros. ¡Cuánto le echamos de menos en estos momentos! Tengo que decir que era muy hipocondríaco y que ésta circunstancia que estamos viviendo le hubiera afectado mucho psicológicamente. A Jesús le gustaba pasear a sus perros, salir de casa…pero también estar en su mundo, rodeado de recuerdos, de libros, de audios, de cine, de televisión…siempre cerca de Begoña. Una vida a dos compartida desde la mañana a la noche.

Cuando se nos fue, todo el material periodístico que tenía se fue camino del Museo que lleva su nombre y que se encuentra en su tierra natal, Huelva. Allí estuvimos desde sus hijos, Mavi y Jaime, al resto de “hijos televisivos” que llevamos con orgullo el ser “chicos y chicas Hermida”, capitaneados por su mujer. Hay que dar las gracias al director del museo Rafael Terán por haberlo hecho tan bien y con tanta profesionalidad.

De repente se agolpan en mi mente muchos momentos vividos con Jesús. Los primeros en la desaparecida Antena-3 de radio. Allí comencé a comprender que el periodismo tenía dos caras: una la que hace todo el mundo y otra, la de intentar conseguir algo diferente y original. Él era de la segunda opción. Recuerdo que me decía:”cuando vayas a una rueda de prensa, no te pongas donde todo el mundo. Busca otra perspectiva que tengas solo tú y cuéntalo diferente. Si puedes tener una exclusiva, mejor”. Ahora que estamos en el momento “comunicado” y ruedas de prensa sin repreguntas, esto que nos pedía Jesús, hoy sería imposible.

Cuando pasé de la radio a la televisión de su mano, comprendí que la naturalidad era una virtud en esa nueva fórmula de hacer periodismo con imagen. Ahí nos sacó del anonimato a muchos jóvenes y nos lanzó a un mundo complicado y a veces, muy duro con los profesionales que se ponen frente a la cámara. Decía Jesús que teníamos que mirar al objetivo “como si fuera nuestro novio y quisiéramos enamorarle”. No quería bustos parlantes, no le gustaba la frialdad de la noticia escueta…quería personalizar la información, ponerle nombre y apellidos. “No somos más que contadores de historias, Nievuscas”, así me decía el propio Jesús.

Sí, le echo de menos. Creo que hay personas imprescindibles en la vida de cada persona. Jesús lo era en la mía. ¡Cuántos momentos compartidos en el plató y fuera del plató! Pocos le conocían de verdad. Era un gran tímido y una persona con un gran sentido del humor y del honor. Decía que lo último que hace un periodista, es lo último que queda de él. Ahí se equivocó. Nos han quedado muchas cosas de su carrera desde sus comienzos hasta el final. El conjunto de lo que hizo fue lo verdaderamente importante. Un hombre con una memoria privilegiada, un periodista diferente con un estilo también diferente. Siempre dispuesto a ayudar y a escuchar, esto es muy importante. No le gustaban los elogios y no iba a recoger ningún premio. Hizo honrosas excepciones. Estuvimos sus chicos y chicas acompañándole cuando le dieron el Premio Nacional de Periodismo. ¡Menos mal que el ministerio de Cultura no llegó tarde! El marinero frustrado, el periodista que narró en televisión la llegada del hombre a la luna, el corresponsal que no pasaba inadvertido, el director del primer programa que tuvo la Televisión por la mañana. El director de la tarde. Ese “A mi manera” que contaba con el premio nobel Camilo José Cela como tertuliano y tantos otros ilustres. Siempre obsesionado con no desequilibrar la balanza ideológica, ni de un lado ni de otro. El equilibrio era su mejor apuesta. Ese “gran padre” para muchas generaciones de comunicadios, no se irá nunca. Descubrió una fórmula de hacer televisión que todavía se imita. De modo, que aquí estás Jesús porque nunca te fuiste. Siempre seré tu “chica Hermida”. Un honor y toda una seña de identidad. Gracias y mil veces gracias.