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Emotivo homenaje en el Ateneo a Manuel Pereda de la Reguera

Manuel Ángel Castañeda, actual presidente de la institución, tuvo palabras de gran elogio para quien durante unos años fue también presidente.

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Emotivo homenaje en el Ateneo a Manuel Pereda de la Reguera
28-08-2020

AYER, EN EL ATENEO DE SANTANDER, se celebró una mesa redonda sobre el protagonismo cultural de Manuel Pereda de la Reguera, acto en el que intervinieron su hija Rosa Pereda y los historiadores Mario Crespo y José Ramón Saiz. Previamente el presidente del Ateneo, Manuel Ángel Castañeda, tuvo unas palabras de alta consideración y respeto para la figura del intelectual que también presidió la institución, recordando Castañeda que a él debemos que el Ateneo no desapareciera y, ademas, pusiera en marcha la iniciativa de "Montañés del Año". 

A continuaciòn intervino Rosa Pereda que tras agradecer la iniciativa y el interés por la muestra de la Vicepresidencia de Cantabria, centró su intervencion en el lado más humano de Manuel Pereda de la Reguera, su padre, recordando su pasión por la cultura y el arte.

Destacó su labor polifacética, abogado de carrera, diplomado en periodismo, había realizado estudios de Bellas Artes y Filosofía y Letras, aunque, desde muy joven, recién terminada la guerra civil, trabajó con su padre, el ingeniero civil y constructor Angel Pereda Bacigalupi. Evoca en el catálogo que "la construcción de cinco chalets al principio de Reina Victoria, firmados por el arquitecto Gonzalo Bringas, fue la primera obra en la que colaboró con su padre, y el monoblock de Portochico, cuya cimentación fue una poderosa e innovadora obra de ingeniería, la última. Pero también desde muy joven tiene claros sus intereses: las letras y el arte. Y escribe novelas, poemas, relatos, piezas teatrales y hasta una zarzuela, El Hidalgo, con el maestro Guruchaga, además de los más de treinta ensayos en los que va publicando su trabajo de investigador e historiador. Y en el arte, como escultor, con una depurada evolución desde el retrato de corte más bien clásico al abstracto de sus últimas esculturas. pero también como animador cultural, desde los estudios del grupo MAS, que funda con otros artistas –el veterano César Abín, Antonio Wilkelhofer, Luis Polo del Campo, Victor López-Dóriga y Manuel Gutiérrez de la Concha - o desde su breve galería Capitel, en la que expone a algunos de sus compañeros de estudio, pero también a pintores como Agustín Ibarrola, afirmó. 

Por su parte, Mario Crespo y José Ramón Saiz abordaron la personalidad de Manuel Pereda de la Reguera; el primero, sobre su papel en el Ateneo y su actividad como tertuliano e inspirador de iniciativas culturales,destacando sus trabajos que tanto enriquecieron la historiografía cántabra. 

Recordó Mario Crespo -tal como ha escrito en el catálogo- que Pereda de la Reguera alcanzó la presidencia del Ateneo en octubre de 1975, tras el proceso de dimisión de su amigo Ignacio Aguilera, cuya segunda presidencia había decepcionado a buena parte de los socios, sobre todo a los más jóvenes. Pereda de la Reguera prometió una gestión de «política de puerta abierta» y, desde una postura muy dispersa, llena de variadas iniciativas, quiso revitalizar la entidad, intentando llevar a cabo varios proyectos que tuvieron desigual fortuna. Su presidencia, que fue renovada en junio de 1977, fue, sin duda, una de las más activas de la historia del Ateneo. Se incluyeron nuevas disciplinas en las secciones habituales de trabajo, como Farmacia, Veterinaria, Ciencias Biológicas y Geológicas, Fotografía y Televisión.

Por su parte, José Ramón Saiz abordó en su intervención la obra Cantabria, raiz de España que definió como "el último intento realizado de hacer menos excesiva la asturianización de todo el relato de la Reconquista".  Señaló que se trata de un libro que en un resumen bien elaborado debiera incorporarse a la enseñanza en Cantabria, indicando que en 1999 un grupo de amigos hicimos las gestiones necesarias para la reedición de la obra, que apareció en los primeros años de la década de los setenta. 

También se refirió a la participación de Manuel Pereda de la Reguera en el impulso al Año Jubilar Lebaniego, después de que el papa Pablo VI rebautizara esta celebración en los años sesenta. Alabó su obra dedicada a Liébana y su autoría como escultor en la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio.

Fue una hora y media de emotividad y reconocimiento a la figura de Pereda de la Reguera, de la que se destacó en el coloquio su faceta quizás más desconocida como inventor.