Carrancio distorsiona la realidad al comparar a Ciudadanos con VOX, un partido de principios, consolidado y en pleno crecimiento
En una reciente entrevista en Cantabria Directa, el exdiputado Juan Ramón Carrancio intentó comparar las tensiones internas de VOX con el declive de Ciudadanos (Cs), calificando a ambos como partidos en "descomposición". Sin embargo, esta comparación no resiste el menor análisis. Mientras que Cs se desmoronó por carecer de una ideología clara y sucumbir al oportunismo político, VOX ha demostrado, incluso renunciando a cuotas de poder, que las ideas están por encima de los cargos.
La historia reciente lo deja claro: VOX no ha tenido miedo de abandonar gobiernos cuando por defender los principios que le han llevado a obtener la confianza de sus votantes. Este fue el caso en varias comunidades autónomas, donde VOX decidió dejar atrás acuerdos con el PP porque estos no respetaron compromisos esenciales como su oposición total al reparto de MENAs y a la inmigración ilegal. Es un contraste evidente con Ciudadanos, que llegó al poder y se dejó humillar por el PP, abandonando cualquier atisbo de coherencia en su búsqueda desesperada por permanecer en los gobiernos.
VOX no es un partido que se conforme con el reparto de sillones. Es un partido con una misión clara: defender a España frente a las amenazas que la están debilitando desde dentro y desde fuera. Entre esas amenazas, la inmigración masiva y descontrolada ocupa un lugar central. Mientras otros partidos miran hacia otro lado, VOX ha puesto sobre la mesa propuestas valientes para garantizar fronteras seguras, proteger los servicios públicos y priorizar el bienestar de los ciudadanos españoles.
Además, VOX ha sido el único partido que ha cuestionado abiertamente la Agenda 2030, esa hoja de ruta globalista que busca imponer restricciones económicas, sociales y culturales bajo el pretexto de la sostenibilidad. Frente al consenso acrítico de los demás partidos, VOX ha denunciado cómo esta agenda destruye la soberanía nacional y convierte a España en una pieza más de un engranaje internacional que responde a intereses ajenos a los ciudadanos.
Las tensiones internas de VOX, que Carrancio califica como “descomposición”, son, en realidad, la consecuencia lógica de un partido que vive un constante debate sobre cómo llevar a cabo su misión sin ceder a la presión mediática ni a las tentaciones del poder. Mientras Ciudadanos se diluyó en una estructura sin alma y sin rumbo, VOX sigue demostrando que, en política, lo que importa son las ideas y la coherencia.
Esta coherencia es lo que diferencia a VOX de los partidos que buscan perpetuarse en el poder a cualquier precio. En un panorama político marcado por la mediocridad y el oportunismo, VOX representa algo mucho más valioso: el compromiso con los principios, aunque eso signifique asumir costes políticos. Por eso sigue siendo una fuerza relevante y necesaria, a pesar de las críticas. Mientras otros se hunden en el olvido, VOX se mantiene firme porque tiene un alma que defender: la de una España libre, fuerte y soberana.