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LOS CONFLICTOS DEL SAHARA Y DE IRLANDA, DOS HERIDAS ABIERTAS

Por Ramón Arenas San Martín

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Hace tiempo, viví dos años en Irlanda, compaginando mi  trabajo de “kitchen porter”, ayudante de cocina, con el  estudio e investigación del “Conflicto de Irlanda” en la  famosa universidad dublinesa “Trinity College”, fundada en el año 1592.

Pude acceder a su valioso archivo documental y bibliográfico, gracias a la recomendación académica de mi admirado amigo, el insigne filólogo Manuel Seco, miembro de la Real Academia Española a la vez qu  autor de múltiples trabajos lingüísticos y de dos obras capitales de la lexicografía de la lengua castellana, el “Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española” y el “Diccionario del español actual”.

Para consultar la rica documentación obrante en tan ilustre universidad no sólo basta mostrar mi interés por investigar el famoso “Conflicto de Irlanda”, sino que alguien me abriera las puertas académicas al tesoro bibliográfico conservado en dicha universidad; razón por la que recurrí a mi amigo y afamado lexicólogo, quien apadrinando mi interés investigador, remitió una carta personal de recomendación a la universidad, cuya copia todavía conservo.

Fue entregar la carta personal del ilustre Don Manuel Seco al Jefe del Departamento de español  y ver cómo las puertas de la Universidad se me abrían de par en par dándome todo tipo de facilidades para acceder a sus bibliografía. 

Por aquella misma época se despertó en mí el interés por el conflicto saharaui, por ello,  desde Irlanda me trasladé una temporada al sur de Marruecos, en concreto a Essaouira,  ciudad portuaria situada al sur de Marruecos,  en la costa atlántica de Marruecos, relativamente cerca del antiguo protectorado español,  luego provincia española donde los saharauis incluso tenían D.N.I y libro de familia españoles. Luego llegó el Frente Polisario y sus anhelos de liberación del “paraguas” español.

Mi interés por el “conflicto saharaui” a pesar de sus enormes diferencias; provenía de las concomitancias  con el  “conflicto irlandés”; intuía  ciertas reminiscencia por encima de sus diferencias que  identificaba e igualaba ambos conflictos. La causa justa que subyace en ambos está  enjaretada por los principios éticos, morales e históricos que las abrazan.

Desde el punto de vista ÉTICO, tanto el “Conflicto de  Irlanda” como el “Conflicto del Sahara” es la manifestación final de un atropello social que incide y alcanza al ámbito más personal y familiar sufrido por los irlandeses a manos de los ingleses, siempre desde el anhelo expansionista de los invasores.

Desde el punto de vista MORAL, en ambos, hablamos del comportamiento comunitario (ingleses o marroquíes) atropellando unos principios de independencia y autonomía que llegan al ámbito más social, pisoteado con el consenso aquiescente  comunitario o colectivo de todos los ocupantes, sean ingleses o marroquíes.

Para Marruecos, la soberanía sobre ese territorio constituye uno de los pocos puntos de confluencia de todas las voces sociales y políticas del país (componente moral) al margen de que, incluso, el Tribunal Internacional de Justicia ya dictaminó en 1975: “que no había vínculos de soberanía entre el Sahara y el reino alauí”.

Para el Reino Unido, Irlanda del Norte continúa siendo una parte irrenunciable de su territorio, a pesar de la firma del acuerdo de Viernes Santo en 1998 (fecha en la que yo vivía en Irlanda) que sentó las bases de un nuevo gobierno en el cual católicos y protestantes compartan el poder; por tanto el conflicto o problema sigue sin resolverse.

Y por último, desde el punto de vista HISTÓRICO, ambos conflictos forman parte de la historia de los dos pueblos, saharahui e irlandés, que siguen “sangrando” y definiendo no sólo SU pasado, sino SU presente y futuro.

Estos tres aspectos despiertan la reivindicación y solidaridad internacional con una causa justa, constituida por el anhelo de liberación nacional que trabaja para acabar con la ocupación de  sus territorios o países,  a la cual me sumo.

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