En España prohibir se está convirtiendo en una de las bellas artes, sección bastarda, la del prohibir al otro y cancelarle por sus ideas , se ha trasladado al ámbito de la acción política, en donde los gobiernos, todos , de cualquier administración y de todos los partidos se han puesto con auténtica pulsión totalitaria a luchar contra lo que más odian : las libertades individuales, para lo que cuentan con el apoyo unas veces abiertamente y otras soterrada de los tontos útiles subvencionados, los que se prestan a ser entrevistados para defender a quienes las otorgan y convocar a los «abajo firmantes» de cualquier causa, siempre que esta sea liberticida y con expectativas ciertas de remuneración.
Esto lo padecemos todos, ciudadanos, organizaciones privadas y empresas, todos ellos en el punto de mira de quienes desde las administraciones viven del esfuerzo ajeno, dado que toda prohibición que se precie lleva aparejada el inevitable impuesto.
Evidentemente los dos primeros puestos en el ominoso ranking de las prohibiciones lo ostentan el secuestro ilegal al que fuimos sometidos por el Gobierno con la disculpa del COVID y el cierre del Parlamento, en donde su sectaria Presidenta clausuró la soberanía ciudadana, quedando la población secuestrada y privada de representatividad política.
A partir de estas indignidades cualquier otra cosa puede parecer menor, pero no es así, todo ataque a la libertad es grave por muy insignificante que a priori pueda parecer o muy estúpida que sea. En España en donde el catálogo de prohibiciones no cabría en el Espasa obligaba a la gente incursa en las mismas cuando tenían que remover los obstáculos ir «de ministerios», mientras que ahora se ven empujados a tratar con los burócratas indígenas, más cortos ellos que el rabo de la boina que se encajan hasta las cejas.
En España se han publicado en los últimos años un millón de páginas, si, he escrito un millón, por parte de las AA.PP llenas de norma, resoluciones, decretos, órdenes, cuya lectura produce escalofríos por la cantidad de carga y restricciones que se ven obligados a soportar los ciudadanos, los autónomos o las empresas para actividades económico – empresariales de todo tipo dando igual de que se tratase, ya contratar personal, exportar, crear negocios o ampliar empresas, pero no solamente en ámbito de los negocios el común tienen que soportar lo suyo, si está aposentado en Mojacar tiene prohibido jugar al dominó en las terrazas, si lo está en Cadiz que ni se le ocurra tirar arroz en una boda que está prohibidisimo y sancionado, of course !!! mientras que los habitantes de Villanueva de la Torre no pueden dejar la fregona en el balcón.
De todas maneras no es únicamente en España en donde las prohibiciones cuentas con terreno abonado, en países con un nivel institucional característico y cierto respeto por ellos mismos como Gran Bretaña también legislan boludeces, como la que prohibe terminantemente entrar con armadura en el Parlamento, aunque allí no le cerraron ni en tiempos de guerra.
En estas estamos, sorteando las dificultades de la vida y la enorme cantidad de impedimentos que los gobiernos imponen a la población, lo que me lleva a pedirles : Por favor !!! no publiquen más normas, que no me da tiempo a desobedecerlas todas.