Título: “MARÍA CALLAS SUBLIME, ÚLTIMA LECCIÓN DE VIDA”
Género: Monologo a dos voces. LíricoAutor: ALABERTO FRÍADirección musical y pianista: CRISTINA PRESMANES
Espacio escénico: Pedro ChamizoDirección Alberto Frías
Intérpretes. LOLA BALDRICH Y EVA MARCO
Critica: Un juego final conmemorativo del ocaso de alguien implícitamente estrella mundial a través del bel canto. Ni los más despistados del hecho operístico, desconocen la vida y milagros de la soprano griega, María Callas. Lo que no es tan popular es su declive vital hasta su muerte. Un calvario por amor, al magnate, Aristóteles Onassis, en su tiempo el hombre más rico del mundo. Un sufrimiento por el engaño y la ruptura, así como una vida difícil, sobre todo por ser mujer, cuando esperaban un niño. Con el fondo de la palabra, máxima expresión del teatro, Alberto Frías toma el testigo, desde lo escénico, de la última película sobre la diva, “María” de, Pablo Larrain, protagonizada por Angelina Jolie.
Francamente en ese sentido nos quedamos con el film, ya que el texto y la forma de expresarse, resulta monótono. Al tratarse de una serie de expresiones a título informativo con poco trasfondo. Para eso me leo la biografía mejor. Colocar a la Callas en su dramático final, con la apoyatura de un atril es poco emocionanteEn un ámbito decadente, eso sí, en contraste con la vida de la gran soprano, solo roto con las imágenes de video que acentúan el drama intimo. Se ilumina con esmero los rostros de las dos María, la artista, Eva Marco, otra soprano como ella y la que sufrió, con Lola Baldrich, una veterana ya; filosofa, cantante y sobre todo actriz en todo los frentes de su personalidad. Sobre todo en teatro como en TV. Por cierto que la actriz de los ojos expresivos, fue cantante profesional siendo una de las canciones conocidas, “Los Amigos de mis Amigos son mis Amigos”.
Sin duda Alberto Frías de queda al margen de la personalidad arrolladora del personaje, exponiendo la tragedia de la soledad, muchas veces padecida por los mitos sin que llegara al público. Siempre desde dos versiones la soprano de fama, por otro la mujer que se acerca a la orilla de su final, previo a su sentimiento de derrota, pero con poca solidez teatral.
Usa de tres protagonistas, una Lola Aldrich metida en situación, ella afortunadamente sabe conecta con los espectadores creando emoción con el gesto y el domino corporal. Llega hacernos sentir esa herencia fatídica de la derrota.Por su parte la soprano, Eva Marco educada en los Estados Unidos nos acerco a la María Callas desbordante de voz. Fraseando con soltura cada momento brillante que tanto retrató a la diva griega. Hizo una semblanza fiel de la fuerza cautivadora de su arte. Ahora bien tenemos una interrogante. No sabemos se es la extraordinaria soprano que escuchamos y vimos en el escenario.
Amplificada la voz, no podemos saber si los grandes registros que muestra son propios o producto de la ténica electrónicaPor último la directora musical e intérprete de piano, Cristina Presmanes, creando desde la elección musical hasta el buen empleo de la interpretación pianística sustituyo de forma muy correcta a una orquesta, que en sus tiempos engrandecía el talento de María Callas.



