Hay Navidades que se miran y otras que se viven. En Astillero, este diciembre, la sensación es clara: la Navidad no se queda en el calendario, sino que se ha echado a la calle, ha ocupado plazas, parques y pabellones, y se ha convertido en un punto de encuentro para familias, mayores, niños y vecinos de todas las edades.
Aunque el ambiente navideño empezó a notarse a principios de mes, es ahora, a las puertas de las vacaciones escolares y laborales, cuando el municipio entra de lleno en las fechas más esperadas. Y lo hace tras unas primeras semanas que ya han dejado imágenes de éxito, participación y emoción.
Un encendido que marcó el inicio… y llenó cada rincón de luz.
El encendido navideño fue el primer gran termómetro. Este año, Astillero apostó por algo más que iluminar calles: quiso llenar de luz cada rincón del municipio, con especial protagonismo del parque de La Cantábrica, convertido en uno de los espacios más fotografiados de estas Navidades.
A ese encendido se sumaron los centros cívicos y distintos espacios municipales, reforzando la idea de una Navidad cercana, repartida y pensada para que nadie se quede al margen. Desde entonces, la luz se ha convertido en hilo conductor de una programación que ha ido creciendo semana a semana.
Pequeños momentos que construyen grandes recuerdos
Entre las propuestas más comentadas de los últimos días está el pasadizo navideño de La Cantábrica, definido por muchos como uno de los rincones más mágicos de estas fiestas. Un espacio sencillo, pero cargado de imaginación, que ha hecho las delicias de los más pequeños y ha devuelto a muchos adultos a la infancia.
Más allá de los grandes eventos, hay algo que se repite en las conversaciones de vecinos y visitantes: la sensación de que esta Navidad se está viviendo con calma, sin prisas y con tiempo para detenerse. Pasear por el municipio estos días implica encontrarse con familias que alargan la tarde, abuelos que acompañan a sus nietos a una actividad más y grupos de amigos que aprovechan cualquier excusa para reencontrarse.
Ese ambiente pausado, casi de pueblo grande, se ha visto reforzado por la diversidad de propuestas, pensadas no solo para consumir ocio, sino para compartirlo. Actividades que no duran unos minutos, sino que invitan a quedarse, a hablar, a mirar alrededor y a formar parte de lo que está ocurriendo.
Solidaridad que suma y une al municipio
La vertiente solidaria ha sido otra de las grandes protagonistas. La Gala Solidaria impulsada por Kiny Kinientos llenó la Sala Bretón y logró una importante recaudación destinada al Colectivo La Fondona, demostrando que en Astillero la solidaridad también forma parte del programa navideño.
En esa misma línea se enmarca el homenaje a los vecinos que cumplen 80 años, un acto cargado de emoción que puso en valor a quienes han construido la historia del municipio y que hoy siguen siendo parte activa de su vida social.
La concejala de Familias e Infancia, Ana Cañas, destacaba en uno de estos encuentros que “la Navidad es una oportunidad para educar en valores, para compartir y para recordar que nadie debe quedarse fuera en estas fechas”.
Lo mejor, aún por venir
Con ese ambiente ya creado, Astillero se prepara ahora para vivir los días más intensos de la Navidad. En las próximas jornadas, la música volverá a sonar en las calles con nuevos conciertos navideños, mientras que la Operación Kilo reforzará el espíritu solidario del municipio.
Los más pequeños esperan ya la visita de Papá Noel, mientras que propuestas como la Santa Quedada ciclista, con vecinos recorriendo el pueblo vestidos de rojo, o el Parque Infantil de la Navidad, prometen llenar de actividad y risas las tardes festivas.
La programación también reserva espacio para disfrutar entre vecinos, como la Tardebuena en la Plaza del Mercado, pensada para compartir música y buen ambiente el día 24, o iniciativas más desenfadadas como el Concurso de Jerseys Navideños, donde la creatividad y el humor tendrán su momento.
El deporte no se queda atrás. La San Silvestre, ya un clásico, volverá a recordar que cuidar la salud también forma parte de estas fechas, mientras que el Torneo Navideño de Futsal llenará de competición y compañerismo las pistas municipales.
Y, como manda la tradición en Astillero, el año se despedirá con las Uvas Australianas, una cita que congrega a cientos de vecinos y visitantes para dar la bienvenida al nuevo año en comunidad, antes de que la Cabalgata de Reyes ponga el broche final a unas semanas intensas y muy vividas.
La programación navideña también ha servido para reforzar una idea que se repite año tras año en Astillero: la Navidad no es solo una sucesión de eventos, sino una herramienta para fortalecer la vida comunitaria. Desde las propuestas solidarias hasta las actividades más lúdicas, todas comparten un mismo hilo conductor: crear momentos que se viven juntos.
La implicación del tejido asociativo, de colectivos culturales y deportivos, así como de familias y voluntarios, ha permitido que muchas de estas iniciativas trasciendan lo puramente institucional y se conviertan en celebraciones sentidas, reconocibles y cercanas.
Una Navidad pensada para compartir
El alcalde de Astillero, Javier Fernández Soberón, resumía recientemente el espíritu de estas fechas señalando que “la Navidad es para vivirla juntos, en la calle, con propuestas que unan a generaciones y que refuercen el sentimiento de pueblo”.
Ese parece ser el hilo conductor de la programación: una Navidad que no se mira desde lejos, sino que se participa, se comparte y se recuerda. En Astillero, las luces ya están encendidas, pero lo que de verdad brilla estos días es la vida en sus calles.






