Tras años de deterioro progresivo, obras mal planificadas y decisiones tomadas sin contar con quienes vivimos aquí, los vecinos del Sardinero y su entorno hemos dado un paso firme y decidido: la constitución legal y oficial de la Asociación Ciudadana en Defensa del Sardinero
Problemas que nos duelen:
El abandono es evidente en cada rincón. La Plaza de Italia, que fue símbolo de elegancia, es hoy un espacio frío y gris donde proliferan los botellones. El Gran Casino, antaño referente de distinción, muestra un deterioro que duele a quienes recordamos su esplendor. Nuestros equipamientos culturales y patrimonio como el Auditorium y el REMA, permanecen infrautilizados cuando podrían ser orgullo de la ciudad.Las obras interminables y mal organizadas en los Jardines de Piquio, con graves problemas de accesibilidad, y el estado de las aceras en Ramón y Cajal y Duque Santo Mauro, que se han convertido en un peligro para peatones, son ejemplos de una gestión urbanística que no piensa en los vecinos. A esto se suman problemas como las caravanas descontroladas frente al campo de golf, las ferias que colapsan el barrio durante meses, o la plaga de ratas en calles cada vez más descuidadas.La falta de criterios estéticos es evidente. Terrazas sin armonía que afean nuestro paisaje urbano, mobiliario público que no respeta la identidad del Sardinero, y espacios emblemáticos como La Magdalena, son ejemplos de este deterioro.
Decisiones que nos preocupan:
En nuestras playas, el debate sobre el espigón sigue abierto mientras la arena desaparece. La Ola ha generado más polémica que soluciones. Y mientras, decisiones como destinar la Segunda Playa a perros se toman sin consenso vecinal real. Queremos un turismo que enriquezca, no que expulse a los vecinos. Un barrio donde se respete tanto al visitante como al que vive aquí todo el año. Donde la belleza urbana no sea sacrificada por intereses comerciales.
Nuestro compromiso:Por todo ello, esta asociación nace para exigir transparencia en las decisiones, para proponer soluciones reales a problemas concretos, y para defender la identidad de un barrio que merece mucho más. Queremos un Sardinero donde las intervenciones urbanas respeten nuestro patrimonio, donde los equipamientos culturales recuperen su esplendor, y donde las decisiones se tomen con los vecinos y para los vecinos