La presidente de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, ha vuelto a cargar contra VOX por no aprobar sus Presupuestos, un ataque que llega después de que ella misma decidiera pactar su investidura con Miguel Ángel Revilla a cambio de no investigar la corrupción del anterior Gobierno. Ese acuerdo inicial, que muchos cántabros interpretaron como una renuncia al cambio político que habían votado, condicionó desde el primer día la estabilidad de la legislatura.
El fracaso de los Presupuestos evidencia una realidad que el PP llevaba meses intentando ocultar: Buruaga no ha sido capaz de consolidar una mayoría sólida ni de ofrecer un proyecto coherente. Lo que debía ser la hoja de ruta económica de Cantabria para 2026 se ha convertido en la demostración de que el Ejecutivo está aislado, debilitado y sin capacidad real de liderazgo. En lugar de asumir responsabilidades, la presidenta ha optado por responsabilizar a VOX, el único partido que ha mantenido una posición clara, coherente y fiel al mandato de cambio expresado por miles de votantes.
Sin embargo, los hechos son tozudos. Fue Buruaga quien rechazó construir una mayoría de regeneración y prefirió apoyarse en el PRC, el mismo partido que perdió el respaldo ciudadano tras años de escándalos, despilfarro y redes clientelares. Quiso gobernar pactando con los de siempre y negándose a investigar el ‘Caso de Obras Publicas’.. El resultado ha sido exactamente el contrario: el PRC no la respalda ya y ahora pretende responsabilizar a VOX del derrumbe político provocado por sus propias decisiones.
La caída del Presupuesto no es un episodio aislado, sino el síntoma evidente de un Gobierno sin rumbo. El Ejecutivo regional ha demostrado una preocupante incapacidad para tejer acuerdos, construir mayorías o articular una visión para Cantabria. Por eso, cada vez más voces coinciden en que Buruaga debe comparecer de manera inmediata para explicar cómo ha llevado a la comunidad autónoma a este bloqueo institucional, por qué renunció al cambio desde el primer día y qué planes reales tiene para evitar que la legislatura se hunda definitivamente.
Cantabria no puede permitirse un gobierno paralizado ni una presidenta que, en lugar de asumir sus errores políticos, señala a quienes no están dispuestos a sostener un proyecto sin coherencia y sin dirección. Con los Presupuestos tumbados, con su estrategia agotada y con la legislatura herida, la obligación de Buruaga es dar explicaciones claras y devolver a los cántabros la transparencia que les prometió y que, hasta ahora, no ha cumplido.






