El Partido Regionalista de Cantabria atraviesa uno de los momentos internos más delicados de las últimas décadas. Lo que en mayo se presentó como una transición ordenada tras las primarias que proclamaron a Paula Fernández como candidata electoral, con el respaldo del 65% de la militancia, ha derivado en un escenario de tensiones, reproches y amenazas de ruptura que hoy tendrá una prueba clave en un encuentro interno del partido.
La victoria contundente de la diputada parecía cerrar el debate sucesorio tras cuatro décadas de liderazgo de Miguel Ángel Revilla, pero la realidad ha sido bien distinta. Desde entonces, el día a día del PRC se ha visto marcado por diferencias internas, especialmente entre la nueva dirección y un sector relevante del partido con fuerte implantación municipal.
Aunque todas las decisiones adoptadas por Paula Fernández han pasado por el filtro de la Ejecutiva regional, no es ningún secreto que una parte del partido —en la que se incluyen varios alcaldes con peso territorial— no comparte el rumbo actual. La ruptura de las negociaciones con el PP para aprobar el Presupuesto autonómico ha actuado como detonante de un malestar que llevaba meses latente.
El propio Revilla, todavía secretario general, ya vivió con incomodidad el proceso de primarias. El expresidente apostaba por una candidatura de consenso entre los cuatro dirigentes llamados a sucederle, algo que no se produjo y que dejó fuera de la carrera a Javier López Estrada y Guillermo Blanco, incapaces de reunir los avales necesarios. La derrota posterior de Pablo Diestro fue clara, pero no cerró las heridas, que siguen abiertas.
La negativa del PRC a respaldar las cuentas del Gobierno regional ha tenido un impacto directo en los 33 ayuntamientos gobernados por los regionalistas, una de las principales fortalezas del partido de cara a las elecciones de 2027. Tras dos años de acuerdos presupuestarios sin sobresaltos, ahora son varios los regidores que reclaman flexibilidad para garantizar inversiones en sus municipios en la recta final de la legislatura.
El alcalde de Ribamontán al Mar, Paco Asón, el más veterano del partido, ha sido el más contundente al advertir de una posible salida del PRC si no se desbloquea la situación. Otros alcaldes, aunque con un tono más prudente, comparten la necesidad de explorar un acuerdo con el PP. Entre ellos figuran responsables municipales de Vega de Liébana, Santillana del Mar, Arredondo, Corvera de Toranzo, Soba, Escalante, Reocín, Polanco o Ribamontán al Monte.
Desde la dirección regionalista se resta dramatismo a estas discrepancias y se insiste en que la posición oficial fue respaldada ampliamente por la Ejecutiva, que aprobó por mayoría exigir seis condiciones al Gobierno para sentarse a negociar el Presupuesto, condiciones que finalmente fueron rechazadas por el PP.
Con todo, en el PRC no se recuerda un clima interno tan crispado en los últimos treinta años. Sin llegar, por ahora, a escenarios de escisión como los vividos a comienzos de los noventa, las voces críticas se han multiplicado y el malestar es evidente.
El encuentro que el partido celebra hoy en Mogro será seguido con especial atención por ese sector crítico, que espera un cambio de discurso y una mayor apertura a la negociación presupuestaria. De no producirse, algunos dirigentes locales ya advierten de que el partido podría empezar a pagar un alto coste interno.
