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300 personas respaldaron la presentación del libro “Adolfo Suárez, la Memoria del Silencio”

CELEBRADO EN LA LIBRERÍA ESTUDIO, intervinieron el propio autor y Aurelio Delgado, que fuera jefe de la Secretaría de la Presidencia del Gobierno. Se dieron cita representantes de todos los partidos.

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22-11-2012

Alrededor de trescientas personas asistieron a la presentación del nuevo libro de José Ramón Saiz con el título Adolfo Suárez: la Memoria del Silencio, un repaso a todos los acontecimientos de la Transición a la Democracia que analizados en cuatrocientas páginas discurren entre julio de 1976 –nombramiento de Adolfo Suárez- hasta las primeras elecciones de 15 de junio de 1977. El acto de presentación abierto al público se celebró el miércoles, 21 de noviembre, en el salón V de la Librería Estudio de Santander, con intervenciones del propio autor y de Aurelio Delgado Martín, que fuera jefe de la Secretaría de la Presidencia del Gobierno durante la etapa de Suárez, además de cofundador de la Asociación para la Defensa de la Transición. La presentación del acto corrió a cargo del jurista y escritor, Pedro Crespo de Lara, quien se refirió al autor con grandes elogios por su capacidad de trabajo y, en este caso, por relatar una excelente crónica sobre la Transición que lideró Adolfo Suárez.

 En la foto, Jose Antonio Rodriguez (primer presidente de Cantabria), Santiago Perez Obregón, Jaime Blanco, Aurelio Delgado, Pedro Crespo de Lara, Alfonso del Amo y Justo de las Cuevas

Por su parte, Aurelio Delgado destacó la capacidad periodística de José Ramón Saiz en aquellos años decisivos para España desde el diario Pueblo, relatando que fue un testigo de lo que aconteció desde el ejercicio del periodismo. Dijo que la transición no fue fácil, pero Adolfo Suárez contó con el apoyo del pueblo que aspiraba un cambio hacia la democracia. En su relato, destacaron algunas situaciones críticas de la transición como la escalada del terrorismo o la legalización del Partido Comunista.

 

A continuación intervino José Ramón Saiz, el autor de la obra, para expresar en primer lugar su agradecimiento a los asistentes por el respaldo que significaba su presencia, a la la editorial y a personas como Manuel Bahillo y Ramón Villegas que me instaron a escribir esta obra cuando pasados treinta y seis años se va perdiendo la memoria de lo que ocurrió, además de agradecer el prólogo de Manuel Pizarro y la presencia en el acto de Aurelio Dlegado. También hizo una especial mención a los diputados de Cortes Constituyentes de 1977: los diputados Justo de las Cuevas y Jaime Blanco, así como a José Antonio Rodríguez, primer presidente de Cantabria, que asistieron al acto.

 

 

LLEGADA AL DIARIO PUEBLO. Antes de entrar en materia, José Ramón Saiz recordó su llegada, muy joven, al diario Pueblo, desde cuya redacción vivió la transición a la democracia. Evocó los nombres de Arturo Pérez Reverteque “desaparecía” entre trincheras africanas), Pio Moa (al que llamábamos Pío Mao y que en aquel tiempo terminó en el GRAPO) o Pilar Narvión que con Josefina Carabias fueron las periodistas más importantes de su tiempo. El autor añadió, además, que en aquella etapa tuvo la oportunidad de trabajar con dos grandes periodistas que dirigieron El Diario Montañés en los años sesenta y principios de los setenta: José Antonio Gurrirarán y José Aurelio Valderón, además del periodista de Liébana y gran amigo, Jaime de la Fuente, sin olvidar por supuesto a quien de alguna manera fue maestro de una generación de periodistas Florencio de la Lama Bulnes.

En su etapa en Pueblo, con 23 años, José Ramón Saiz cubrió viajes internacionales como los de los reyes a la República Federal de Alemania en abril de 1977 y dos viajes muy importantes al extranjero del vicepresidente Gutiérrez Mellado y del ministro de Gobernación, Martín Villa.

Posteriormente se refirió a la designación de Suárez como Presidente del Gobierno el 3 de julio de 1976 cuando el Rey optó por su nombre en la terna que le presentó el Consejo del Reino, nombramiento que fue recibido con general decepción ya que se pensaba en que la baza del Rey sería un liberal como el ministro de Exteriores, José María de Areilza. Un destacado cántabro en aquel Gobierno –como fue Alfonso Osorio- siempre pensó en las opciones de Suárez, más si cabe cuando recibió del Marqués de Mondéjar la confidencia de que el nuevo presidente saldría del primer Gobierno de la Monarquía, pero en ningún caso sería un ex ministro del régimen anterior.

Saiz considera que don Juan Carlos había optado por Adolfo Suárez meses antes de la sustitución de Arias, al considerarle la persona apta y competente para llevar a cabo el proceso a la democracia y venir del Movimiento, lo que le daba ventaja sobre Areilza para hacer un cambio de la “ley vieja a la ley nueva”. Además –indicó- durante algunos años intercambiaron puntos de vista y “papeles” sobre qué hacer a la muerte de Franco.

 

El autor dijo que Suárez, ya como presidente, tuvo claro desde el primer momento que diez o doce capitanes generales y otros tantos almirantes no podían decidir por el resto de los españoles, de ahí que pusiera en marcha todo el proceso de cambio dentro de la legalidad vigente y respetando las instituciones heredadas del franquismo como eran las Cortes. En aquella etapa, Saiz destacó las siguientes acciones o elementos que representaron la transición y a su conductor, Adolfo Suárez:

Liberalizar antes que proceder a la democratización, en consecuencia se fueron ejerciendo por la ciudadanía libertades de opinión, discusión, manifestación, formación de partidos, etcétera.

todo ello antes de celebrar elecciones, con lo cual estas se celebraron había una opinión pública responsable, evitándose dos tentaciones: el voto amedrentado y el voto demagógico.

Desde su primer discurso hasta la dimisión, introdujo un estilo a los que no estábamos acostumbrados: ni una agresión, ni una ofensa, ni una amenaza a nadie.

Proyectó todo lo positivo en favor de la imagen del Rey y de su popularidad y lo negativo lo asumió como jefe de gobierno. Sabía que el país no era ni podía ser monárquico y, además, el socialismo tenía como alternativa la República.

Igualmente, y en las primeras y segundas elecciones, fue capaz de romper el esquema clásico de izquierda y derecha y creó el Centro que ganó las elecciones. Cuando llegaron las terceras elecciones, Adolfo Suárez había sido destruido por los suyos.

Añado, además, que intentó conciliar para no dividir al país, pero erró quizás en un tema: olvidar un principio que puede aplicarse a todos los órdenes de la vida: no intentar contentar a los que no se van a contentar. ejemplos a la vista y de actualidad ponen esto muy claro. Señaló que pasado el tiempo quizás percibimos con más nitidez –al hilo de algunos acontecimientos.- el error de la aceptación por la exigencia del pacto constitucional del término incorrecto, ambiguo y destinado a ser utilizado abusivamente de nacionalidades para designar a algunas regiones, criticando la voracidad de algunos nacionalismos que además de insaciables ahora reclaman la independencia.

En la parte final de la conferencia el autor se refirió a temas como los de la amnistía. los encuentros con la oposición democrática y Manuel Fraga; la redacción del proyecto de reforma, el papel de Torcuato y la última palabra del gobierno en cuanto a decidir que

la elección de las Cámaras fuera por sufragio universal y la soberanía popular quedara reconocida, además de los asesinatos por el terrorismo de ETA y el GRAPO, siempre coincidiendo con el anuncio de las reformas democráticas; el pleno de las Cortes sobre la reforma y el referéndum o el secuestro de Oriol y la detención de Santiago Carrillo. También se refirió a la semana de terror en Madrid en la última semana de enero, al secuestro del teniente general Villaescusa, la muerte de estudiantes en manifestaciones o el asesinato de los abogados laboralistas, repaso que terminó con la legalización del PCE.

El autor destacó, además, que Suárez tuvo al pueblo como gran aliado, entendiendo que si

Ha asumido que por grandes que hayan sido las resistencias, una política nueva como la que emprendió tenía, por fuerza, que suscitar resistencia de las estructuras que estaban más afianzadas, aunque sólo fuese por la fuerza de la costumbre; sin embargo, encontró el apoyo de la ciudadanía. Por otra parte, cuando explicó al país los problemas y sus soluciones encontró la máxima comprensión.

Por otra parte, señaló que la política actual precisaría del valor, coraje, acción política, y conectar con los españoles que demostró Suárez, más cuando la ciudadanía reclama cambiar la política, volver a un sistema limpio y recuperar aquellas ilusiones que se han perdido. Y no digamos –abundó en ello- la necesidad de concitar personas de rigor y competencia para hacer la necesaria alta política que reclama España y los españoles.

Por último, recordó que en el despacho del presidente John Fitzgerald Kennedy, figuraba destacada una cita bíblica que representaba una de las preferidas del presidente americano:“Oh, Dios, tu mar es tan grande y mi barca tan pequeña”. En la conciencia de los españoles de finales del siglo XX y de las generaciones siguientes debemos a Adolfo Suárez y a cuantos trabajaron con él en la etapa de la transición esta otra frase, en este caso de Abraham Lincoln, que hace honor a la transición:“Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años”. Como bien sabéis –añadió Saiz- que hay personajes públicos que están años en el poder pero no dejan nada tras ellos.

En la vida de Adolfo Suárez hay un tiempo que sobra por la memoria perdida, pero en su biografía y en su legado hay dos años que jamás se borrarán de la historia de la nación. Fueron éstos –1976 y 1977–, cuya crónica hemos intentado evocar. Bien podía afirmarse que en apenas trescientos días, aquel Gobierno de penenes había logrado lo que no se había conocido en los últimos tres siglos de la vida nacional, como fue que en España no hubiera un preso político ni un exilado.

 

PRÓLOGO DE MANUEL PIZARR0

La obra presentada está prologada por Manuel Pizarro Moreno, académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Abogado del Estado, fue presidente de la Confederación de Cajas de Ahorros de España, presidente igualmente a nivel mundial de estas entidades y presidente de Endesa. Actualmente es presidente de una firma internacional de abogados para España.

 

En su prólogo, Manuel Pizarro escribe que la obra de José Ramón Saiz “es la narración del año, crucial para la historia de España, que va desde julio de 1976 a junio de 1977; una crónica trepidante del día a día de los protagonistas de ese proceso único que llamamos ‘la transición’, señalando que el autor “vivió como joven periodista esos años apasionantes y los contó desde el foco mismo donde se fraguaban los hechos de un proceso que conmovió al mundo”. En esta etapa, José Ramón Saiz perteneció a la redacción del diario Pueblo, siendo cronista de muchos acontecimientos de esta etapa, además de enviado especial en viajes al exterior de los Reyes y del Presidente Suárez.

Manuel Pizarro destaca en la introducción de la obra que desde entonces “han pasado 35 años, se han desclasificado documentos oficiales de la época y disponemos de numerosos estudios, memorias y variadas interpretaciones –que sin embargo no agotan el período ni sacian nuestra avidez–; precisamente por esa proliferación de publicaciones, esta crónica del primer año Suárez tiene el valor incalculable de situarnos en directo, en caliente, en el núcleo mismo de la historia: el relato avanza como si el mundo aquel, con sus inquietudes, sus anhelos y sus dilemas, hubiera sido preservado para nosotros para que, pasado el tiempo, pudiéramos disfrutarlo y sufrirlo, revivirlo en definitiva, desde la distancia y el futuro”.

El libro -como se ha indicado- abarca desde la caída de Carlos Arias hasta la normalización democrática con la celebración de las primeras elecciones. El autor destapa todos los secretos de la designación por el Rey de Adolfo Suárez como jefe de gobierno, con el apoyo de Torcuato Fernández-Miranda desde la presidencia de las Cortes y del Consejo del Reino, la primera amnistía, los contactos con la oposición democrática, la sustitución en la vicepresidencia militar con la llegada del teniente general Gutiérrez Mellado, la aprobación de la reforma política por las viejas Cortes y el posterior referéndum, abordando igualmente todo el proceso desestabilización contra los avances democráticos como significaron los secuestros de Oriol y Villaescusa o la semana de terror en Madrid en enero de 1977.

En definitiva, todo lo que aconteció en once meses, que Manuel Pizarro define como el proceso “vivísimo y acelerado de ‘cómo se inventó’ la democracia”, destacando que su principal protagonista, Adolfo Suárez, “supo aunar un temple, un valor y una capacidad de trabajo que no pueden dejarnos indiferentes y que cada día que pasa, estoy seguro, adquieren más vigencia y más actualidad”. Se trata, por tanto, de acercarnos a un relato en el que “algunos reconocemos y revivimos nuestra juventud, pero estoy convencido de que también habrá muchos y sucesivos lectores de otras generaciones que disfrutarán de un relato vivo y cercano y podrán apreciar y comprender mejor cómo se gestó aquella proeza”, afirma Manuel Pizarro.

José Ramón Saiz es autor de más de una treintena de libros. Académico C. de la Real Academia de la Historia, en 1981 publicó una obra sobre las Claves históricas de la transición democrática, centrada en la acción política de Adolfo Suárez. En 2007 fue coordinador de un curso de la UIMP sobre la transición en el que intervinieron, entre otros, los ex-ministros Rodolfo Martín Villa y Rafael Arias-Salgado, el periodista Emilio Contreras, Teodulfo Lagunero (destacado hombre de negocios que representó a Santiago Carrillo en la legalización del PCE en abril de 1977), el sociólogo José Félix Tezanos, destacados politólogos europeos y el entonces Defensor del Pueblo, Enrique Múgica. Este curso se clausuró con una mesa redonda sobre la Transición en Cantabria en la que participaron, entre otros, los diputados de UCD y el PSOE en 1977, Justo de las Cuevas y Jaime Blanco.