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Expertos piden retrasar la hora para mejorar la conciliación y la productividad

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La idea no es nueva, pero cada vez que Nuria Chinchilla, profesora del departamento Dirección de Personas en las Organizaciones y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School la explica, el debate se reaviva. En pocas palabras, su propuesta se basa en que España adopte el horario de Gran Bretaña y Portugal, tal como le correspondería por su situación respecto al meridiano de Greenwich, con el más que honroso fin de mejorar la conciliación de la vida laboral, personal y familiar de los ciudadanos y aumentar la productividad de las empresas. Objetivos que, según expertos en gestión del tiempo, empresarios y trabajadores, son clave para salir de una crisis económica que atenaza y estrangula a la sociedad.

Pero, ¿es posible alinearnos con el horario británico? "Por supuesto que sí, de hecho fue el horario español desde 1884, año en el que se celebró una conferencia internacional en la que se acordó que el meridiano de Greenwich sería el de referencia para establecer el día universal", señala Chinchilla. Pero este huso horario se modificó en 1942, cuando la España de Franco decidió ubicarse en el huso horario de Europa central por su apoyo a la Alemania de Hitler, tal y como relató en el VII congreso nacional para racionalizar los horarios españoles, celebrado esta semana en Madrid, y en el que han participado 200 personas del mundo económico, mediático, político, sindical, social y de la sociedad civil.

Por ello, pese a que el meridiano de Greenwich pasa por Castellón, España tiene el horario de países tan distantes como Suecia, Dinamarca, Alemania o Chequia, rigiéndose por unas horas alejadas de la solar, de modo que en Valencia hay una hora de diferencia con respecto a lo que le correspondería en invierno y dos en verano, y que en Galicia llegue a haber hasta dos en invierno y tres en verano.

Esto tiene consecuencias nefastas para el normal desarrollo de la vida de los españoles, sobre todo, laboral. ¿Por qué? "Porque si comemos entre las dos y las tres de la tarde y cenamos entre las 21 y 22 horas, deberíamos empezar a trabajar entre las 10 y las 11. Eso sería lo lógico. Pero no lo hacemos, sino que nos levantamos temprano, alargando la mañana de manera eterna dando como resultado una jornada interminable", señala profesora del IESE.

El resultado de esta situación es bien conocido: jornadas laborales que no tienen fin, que imposibilitan que el ciudadano pueda tener una vida más allá del trabajo, que le angustia y le quema y que, encima, no se traduce en un beneficio para la empresa, al contrario. Prueba de ello es la baja productividad de las empresas españolas, tal y como reiteran una y otra vez los estudios internacionales.

¿Cuál es la solución? Según Chinchilla, que el Gobierno no modifique el reloj en el próximo cambio de hora del verano, 31 de marzo del 2013, "de tal manera que nos situaríamos con la hora de verano de Europa Occidental, ¡la nuestra! La misma que Portugal, Gran Bretaña y Marruecos", señala la profesora Chinchilla. Según sus cálculos, esto permitiría ganar una hora la vida familiar y personal. "Si esta medida, que tiene coste cero, se une a la reducción del tiempo de comida de las dos horas actuales a una, se ganaría mucho más... De tal manera que los españoles tendrían más tiempo para ellos mismos, estarían más satisfechos con su vida y su trabajo, menos estresados y las empresas aumentarían su productividad.

Esta es la teoría de esta experta, pero ¿qué piensan los empresarios? Al parecer, la unanimidad es absoluta en que hay que racionalizar los horarios laborales porque son "inhumanos" y porque están lastrando la productividad de las empresas. Así lo indicaron los ponentes del citado congreso, entre los que se encontraban directivos de empresas como La Caixa, Vueling, Once, Euskaltel, así como representantes de asociaciones de mayores (Cecoma), de consumidores (OCU), de grandes superficies comerciales (Anged), de minoristas (Cecoma), autónomos (ATA), empresarias, periodistas (Fape)... Todos ellos loaron las ventajas de racionalizar los horarios, incluido el regreso al horario de Greenwich, máximo en unos momentos de crisis.

El empresario Juan Pablo Lázaro, vicepresidente de Confederación Española de Pequeñas y Medianas Empresas (Cepyme), lo explica de manera clara: "Porque unos horarios racionales, humanos, retienen el talento, permite la formación del trabajador, reduce los costes estructurales de las empresas, reduce el absentismo, mejora la organización de la empresa, es una buena herramienta de marketing y, sobre todo, armonizar los horarios españoles con los europeos lleva aparejado un ahorro considerable". Porque, según Lázaro, los costes empresariales en Alemania son un 33% más baratos que en España por tener unos horarios laborales más compactos.

En la misma línea se manifestó María José Marinar, presidenta de la Federación Española de Empresarias BPV Spain, quien mostró su perplejidad porque, pese a las evidencias y los datos objetivos, España siga apostando por unos horarios que perjudican claramente al país. Y puso sobre la mesa algunas cifras que dejan en evidencia a una clase política, empresarial y a una sociedad que pese a la realidad parece empecinada en mantener un huso horario perjudicial: aunque España es de los países en los que más horas se trabajan (1.663 horas anuales, frente a las 1.419 de los alemanes, por ejemplo) su productividad deja mucho que desear. "Un reciente informe realizado en 142 países nos sitúa en el puesto 36. ¿y queremos ser la octava potencia económica del mundo?", se pregunta Marinar.

La presidenta de la Federación Española de Empresarias BPV insiste en que se alargan en extremo unos horarios, impidiendo el descanso (los españoles duermen de media unos 50 minutos menos que el resto de los europeos) y el mantenimiento de una vida personal y familiar óptima, pese a que está demostrado que sólo son efectivas "la mitad de las horas dedicadas al trabajo", señala. "Los estudios hablan de que la conciliación aumenta en un 19% la productividad", insiste Mainar, que reitera como una de las causas de la ausencia de mujeres en los puestos directivos empresariales se debe a estos horarios irracionales. "Aunque los datos avalan que la presencia de mujeres aumenta la productividad seguimos ignorando a la mitad de la población...¿Cómo podemos seguir haciendo las cosas de la misma manera?"

Para Luis Bolz, director de recursos humanos de La Caixa en Madrid, insiste en que es preciso revisar los horarios ahora más que nunca para intentar salir de la crisis, porque "se está primando la presencia frente a la eficiencia". ¿Cómo hacerlo? Bolz es partidario de regresar al huso horario de Greenwich, pero también "abordar cambios culturales".

Y frente a los que puedan mostrarse críticos sobre el cambio de reloj, Chinchilla hace una última reflexión: "los españoles estamos desfasados respecto a Europa: cuando ellos comen nosotros trabajamos, y viceversa".

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